Lo que se presagiaba como un partido plácido se complicó desde el comienzo. El Joventut, con la confianza de haber derrotado a los taronja en el choque de la primera vuelta, planteó un encuentro basado en la intensidad física y su acierto exterior para llegar con una ventaja de hasta diez puntos en el inicio de último cuarto. El Valencia Basket tuvo que apretar los dientes y sacar su mejor versión en defensa para doblegar a los badaloneses para conseguir una victoria que lo consolida en la parte más alta de la tabla. El choque permitió ver en la Fonteta a Alberto Abalde. El alero verdinegro, fichado por los taronja en agosto y que actúa como cedido en el Joventut, demostró sus buenas cualidades ante el que será su nuevo equipo la próxima temporada.

Durante la primera parte, la pauta y el ritmo del partido fueron para los catalanes con un buen trabajo de un motivado Abalde, y Bogdanovic, muy acertado desde el perímetro. Con un trabajo lineal los de Badalona destaparon las primeras alarmas tras un triple de Bogdanovic (24-35) que motivó una ligera reacción de los taronja aunque insuficiente para voltear el electrónico al tiempo de descanso (28-37).

Reaccionó aunque le costó al Valencia Basket en la segunda parte. El Joventut siguió llevando la iniciativa en el marcador y en el juego aunque los taronja subieron su intensidad defensiva y gracias al trabajo colectivo y a la energía de jugadores como Oriola o Sastre se consiguió neutralizar el poder anotador de los catalanes que pese a ello llegaban al último cuarto con ventaja (52-59).

Esta inercia fue más evidente en el último período. Pese a un triple de Stutz, el mejor de los verdinegros en la segunda parte, los de Pedro Martínez infringieron un parcial 12-0 que devolvió la ventaja en el marcador al Valencia Basket después de mucho tiempo (64-62). Con el partido en dinámica ganadora para los de Pedro Martínez, el Joventut se vino poco a poco abajo y acusó el cansancio además de ser presa de los nervios. Con el escenario favorable, el conjunto valenciano sacó a relucir su temple para mantener su ventaja y cerrar una sufrida pero valiosa victoria.