P ¿Recuerda su fichaje por el Valencia?
R Claro que sí. Fue en el año 1988. Llegamos cuatro jugadores, Zurdi y Ochotorena que llegaban libres, Lucho Flores y yo. El mío fue un fichaje muy importante para mí y para el Valencia. Fue tras la Eurocopa del 88. Creo que fueron 90 millones y un partido. A Arturo Tuzón (que en paz descanse) fue como si le quitaran un riñón. El presidente quería volver a Europa tras haber regresado de Segunda y tras un año de transición en la categoría, y acabó lográndolo.
P ¿Quién fue el padre de la criatura? ¿A quién atribuimos su fichaje?
R Fue entre Arturo Tuzón y Roberto Gil, que era el secretario técnico. Ahora le llaman director deportivo. Llegaba Víctor Espárrago de entrenador, que era una persona muy seria y trabajadora, y se quería conformar un bloque compacto con gente de la casa y unos pocos fichajes como el mío.
P Con Espárrago se quedó tercero, segundos en la Liga... Unos años buenísimos...
R Espárrago era un técnico muy disciplinado. Su filosofía era la de que el equipo jugara ordenado en el campo, con un buen trabajo defensivo, y nos mentalizó de que, durante el partido, siempre tendríamos nuestras opciones ofensivas y de ganar el partido. Y así era. Porque recuerdo que siempre nos marcaba primero el rival, luego empatábamos, y siempre marcábamos el 2-1 para ganar al final. Sumábamos y sumábamos. Era como la media inglesa. Y cada vez había más confianza en el vestuario. Los dos primeros años fueron muy buenos, quedamos por detrás del Real Madrid de la Quinta del Buitre, que era un equipazo, y, en la tercera temporada, Espárrago anunció muy pronto que se marchaba del club, los jugadores se cansaron, y el año no fue bueno.
P ¿Con qué se queda de aquella época?
R Me quedo con la plantilla que se conformó, el grupo del vestuario. Y con que el equipo logró afianzarse en lo deportivo después de haber subido de categoría. Se logró volver a Europa, que era el objetivo, pero luego ahí nos faltó suerte en algunas eliminatorias cuando sinceramente creo que pudimos y merecimos llegar algo más lejos.
P Después de Espárrago, Guus Hiddink. Da la sensación de que el equipo jugaba muy bien al fútbol, pero que no se ganaban títulos. Y aún así Hiddink era un tipo querido por la afición...
R Guus Hiddink dio un cambio radical al Valencia. El de la modernidad. Era un técnico de la escuela holandesa que trajo los entrenamientos integrales con los que ahora trabaja todo el mundo. Se trabajaba menos la táctica y todo se hacía a base de balón. Quería mucha velocidad en los movimientos de los jugadores y en la pelota. Siempre imprimía mucha intensidad a las sesiones de trabajo y a los partidos. Fueron dos años muy buenos también pese a que en Europa no llegaron los resultados y perdíamos muy pronto.
P ¿Karlsruher fue el principio del fin?
R Fue un partido muy extraño. Se nos llevaron por delante. Yo salí faltando quince minutos para acabar el partido y ellos seguían corriendo a una velocidad espectacular. Fue el punto de inflexión negativo no solo en lo deportivo sino también a nivel de club. Habíamos ganado al Celta en Mestalla, llevábamos una ventaja de 3-1 en la ida, y el equipo había dormido líder de la Liga esa jornada. Fue perder allí en Alemania de forma estrepitosa y todo comenzó a desmoronarse. Porque luego perdimos en Liga y acabaron destituyendo a Hiddink. Pero esa misma temporada, fíjate cómo estaban las cosas, se ficharon a varios entrenadores como Héctor Núñez o Paco Real, y acabaron volviendo a contratar a Guus Hiddink.
P ¿Por qué dice que fue un punto de inflexión negativo a nivel de club?
R Porque fue un año en que cambiaron muchas cosas. Es cierto que la derrota de Karlsruher influyó mucho, pero también llegaron las Sociedades Deportivas al mundo del fútbol y se juntaron muchas cosas en el plano extradeportivo. El club dio un giro radical.
P ¿El Valencia hubiera ganado la final de la Copa del Rey de 1995 ante el Deportivo si hubiera dejado de llover?
R Habíamos empatado el partido 1-1 tras un gol de Mijatovic y estábamos mejor en el campo. Ellos acusaban el desgaste y te diría que acusaban hasta la lluvia más que nosotros. Pero se tuvo que suspender el partido y en el segundo encuentro tuvimos muy mala suerte con el gol de Alfredo. No nos lo esperábamos para nada. Fue un palo tremendo. Creo que el Valencia mereció aquel título. Sobre todo porque había una generación de jugadores de la casa que llevaban muchos años peleando desde Segunda por ganar un título.
P ¿Cómo se produjo su salida del Valencia?
R Había llegado Parreira al Valencia y, aunque empecé jugando, el último tercio de la Liga lo pasé en blanco. Y ya me fui mentalizando de lo que me esperaba. Jesús Martínez, el secretario técnico, me dijo que no contaban conmigo y tuve la suerte de que el Sporting se interesó en recuperarme. No quise irme de España pese a las ofertas. Aquel año acabábamos contrato siete jugadores, creo que Roberto, Sempere, Penev, Giner ... y nadie renovó.
