El Valencia planea recuperar la camiseta de la senyera como segunda equipación de cara a la próxima temporada. Una elástica que goza de gran predicamento entre la afición de Mestalla por cuestiones sentimentales y por ser la camiseta con la que el club inmortalizó la época triunfal liderada por Mario Alberto Kempes, a finales de los años 70. La senyera compite en popularidad con la camiseta naranja, de aparición histórica más reciente, pero ya asentada en el imaginario del club. Las gradas de la Cartuja, Saint Denis o San Siro, en los años felices de las finales, se tiñeron de naranja.

Solo los más memoriosos y viejos del lugar recuerdan otra segunda camiseta. Reinó durante décadas, por mucho que ahora parezca que ya no quede rastro. Y estadísticamente sigue siendo, hoy, el color que más veces ha vestido el Valencia, después del blanco. El rojo, ya sea en tonalidades más oscuras o vivas, es el segundo color por antonomasia del Valencia. Un color olvidado.

El tono escogido para las segundas camisetas no respondió, en los inicios del fútbol, a ninguna cuestión estética. Se escogían los colores disponibles más a mano, sin ninguna significación especial. El Valencia vistió de rojo. La historiografía del club de Mestalla desconoce qué razones llevaron a la entidad a escoger ese color, que se impuso como la vestimenta alternativa definitiva con la aparición del Valencia en Primera división, en los años 30.

De hecho, tal como revela historiador Josep Bosch a Levante-EMV, «el Valencia vistió de rojo en su debut como local, en Mestalla, en Primera división». Sucedió el 31 de noviembre de 1931, en la segunda jornada de Liga. El Valencia goleó por 5-1 al Real Unión de Irún, que jugó de blanco y cuya portería era defendida por «Pajarito» Emery, abuelo del que sería futuro entrenador valencianista Unai Emery.

Un rojo granate apareció en la primera cima alcanzada por el Valencia, en 1934, en la primera vez que se clasificó para una final de Copa. El equipo de los Iturraspe, Conde y Vilanova incorporó a su camiseta una banda escapulada (un diseño hasta la fecha utilizado sobre todo por el Europa barcelonés), con los colores de la senyera. El joven club, con 15 años de vida, tejió una zamarra especial, consciente del simbolismo que representaba la final, perdida ante el Madrid por 2-1 en Montjuïc, el estadio maldito.

«El equipo rojo»

Únicamente en el periodo de la guerra civil, en el que el Valencia presidido por el dirigente nacionalista Josep Rodríguez Tortajada se alineó abiertamente con la causa republicana, la elección del rojo tuvo una abierta intencionalidad política. La prensa de la época llamaba al Valencia el «equipo rojo», por ejemplos como el de presentarse el 30 de noviembre de 1936 en el campo del Levante FC, en el campeonato superregional, vestido de rojo y no de blanco, pese al color azulgrana de su rival.

La instauración del franquismo no retiró la costumbre valencianista de jugar de rojo como visitante. La ausencia de imágenes de color, y la televisión en blanco y negro de la época, complican al aficionado moderno la identificación de su equipo con una combinación cromática que se componía habitualmente de una camiseta entre granate y roja, con pantalón negro. De Puchades a Claramunt, el rojo fue un color habitual durante décadas.

En los años 70, con el fútbol consolidado como el deporte rey mundial y la explosión televisiva, los clubes se permiten perfeccionar en el diseño de los uniformes. «Empiezan a aparecer camisetas más llamativas. El Valencia es uno de los conjuntos que más se permite innovar con el diseño de sus segundas camisetas, algunas de ellas serían vanguardistas, incluso hoy», apunta Bosch. De eso modo, aparece por primera vez el naranja (con ribetes verdes en cuello y puños) para jugar en el Bernabéu en la campaña 1974-75. La camiseta roja adquiere toques originales, con una banda horizontal blanca o finas líneas verticales amarillas y blancas. El azul se incorpora también con fuerza en esa misma década.

La «senyera», en plena «batalla»

A finales de lo 70, con la Batalla de València agitando la transición en la ciudad, el club incorpora la senyera como uniforme oficial. Hasta ese momento su presencia había sido testimonial. Se recordaba sobre todo por haber sido usada en junio de 1956, en el amistoso disputado en Mestalla ante el Glasgow Rangers (4-1), en el que el Valencia jugó reforzado por Ladislao Kubala. Esta vez, el uso de la senyera, muy poblada en la grada, tuvo una clara vinculación con las tensiones políticas. Con esa camiseta, el Valencia se impuso al Real Madrid en 1979 en la final de Copa, con dos goles de Kempes. Esa irrupción tan enérgica fue evaporando silenciosamente el uso de la camiseta roja, que aguanta con apariciones esporádicas hasta mediados de los 80.

La senyera se mantiene hasta la temporada en Segunda División (1986-87) e hibernó durante casi dos décadas, a excepción de una versión nacida a mediados de los 90, con Francisco Roig de presidente, con una camiseta azul con franjas amarillas y rojas en el hombro. No sería hasta 2004-05 cuando se recupera de manera más firme, en una época en la que el naranja se había impuesto como el segundo color del Valencia contemporáneo. La senyera vuelve a ganarse el favor de la grada, aunque el club presidido por Juan Soler cae en la tentación de instrumentalizarla políticamente. En octubre de 2005 el Valencia recibe en casa al Sevilla con la senyera, como respuesta al Correllengua organizado por el Barcelona en el Camp Nou, una semana atrás. En los últimos años, el naranja ha cohabitado con la senyera, junto a la camiseta azul y también la negra. El rojo solo tuvo el recuerdo de la camiseta de 1934 diseñada de forma simbólica (no la vistió el equipo) por Joma.