Habrá tercer partido. A la octava fue la vencida y el Unicaja se encargó de aplazar el alirón del Valencia Basket en la Eurocup tras haber ganado al que era su rival prohibido, el inalcanzable. Los dos últimos choques en la Fonteta habían demostrado que Joan Plaza había recortado diferencias con Pedro Martínez aunque los detalles, el arrojo y el apoyo de la grada impidieron la sublevación. Ayer el Unicaja ahondó en la grieta de agua que tiene el Valencia Basket, el rebote.

Los malagueños castigaron ese punto débil, lo que impidió al Valencia Basket desarrollar su juego habitual de rebotear y correr la pista. No fue el día de jugadores destinados a ser claves como Van Rossom, San Emeterio Sikma , Dubljevic o incluso los revulsivos en otros encuentros, Sastre y Oriola. El conjunto malagueño encontró la inspiración de Smith en el momento más complejo para decidir un choque donde los taronja fueron superados por la necesidad de un equipo que jugaba su auténtica final, la que no tenía opción de réplica. Ahora de nuevo la serie volverá a esa Fonteta que ha visto cómo el VBC ha superado las anteriores series en el tercer choque. La Fonteta decidirá el miércoles un título que se quiere encadenar en casa, un trofeo que lleva el deseado viaje a la Euroliga.

Rebote ofensivo

Sabedor el Unicaja de que el partido era el todo o la nada para ellos, el conjunto de Joan Plaza trató de intimidar al Valencia Basket desde el salto inicial. Dos triples anotados por Waczynski y Nedovic hicieron enloquecer a la grada, aunque poco a poco el conjunto taronja se fue serenando gracias sobre todo a la entrada en la pista de Thomas y Sato. El conjunto malagueño encontró una vía de hacer daño a los valencianos en el rebote ofensivo y eso dio a los locales su primera ventaja seria en el choque (21-11).

El tiempo muerto de Pedro Martínez surtió efecto en el Valencia Basket. Con un parcial de 0-7, se volvió a meter en la final. Cuando el partido parecía controlado, el juego interior del Unicaja con Okouo, Omic y Brooks volvió a castigar el aro de los valencianos con continuas capturas de balón que permitían numerosas opciones de tiro, suficientes para mantener la ventaja en el marcador (34-27). Con un tiro exterior no excesivamente fiable, los puntos de Vives mantenían el electrónico ajustado aunque Brooks, con un triple en la bocina, dejaba las cosas muy cuesta arriba al descanso (43-34).

Tras la reanudación, el Valencia Basket dio síntomas claros de querer reengancharse al partido. Un parcial de 0-6 de los taronja estrechó de nuevo el cerco y destapó las dudas en los locales (43-40). Desgraciadamente para Pedro Martínez, ese atisbo de fuerza se quedó en nada. El conjunto valenciano volvió a mostrarse inconsistente además de unirse al choque Jamar Smith.

Jugador intermitente pero muy peligroso cuando está en racha, el norteamericano superó la defensa de Rafa Martínez y, tras tres triples prácticamente consecutivos, disparó la ventaja para los suyos (58-43). En desventaja total con los rebotes, solo la individualidad de Vives y Sato mantenían a los valencianos a flote aunque ofreciendo pocas garantías de aspirar realmente a ganar (64-51). En una situación desfavorable y con solo diez minutos, jugar el tiro exterior del Valencia Basket fue el arma más tangible, aunque la sangría defensiva impedía que los acercamientos en el marcador fueran lo suficientemente grandes como para meter el miedo en el cuerpo a un Unicaja espoleado por su orgullo y el apoyo de sus jugadores. Con el choque cuesta arriba, una técnica señalada a Pedro Martínez tras unas acciones algo polémicas en la zona malagueña terminó por sentenciar definitivamente el choque (75-61).

Los últimos minutos sirvieron para que la grada del Martín Carpena festejara el triunfo ante el equipo que había sido su bestia negra en los anteriores siete precedentes.

Al margen de la derrota, la peor parte se la llevó Joan Sastre, que sufrió un golpe fortuito con Omic que le hizo salir renqueante del pabellón, aunque a priori no tendrá ningún problema para jugar el próximo miércoles.

La expedición taronja partió anoche desde Málaga y tendrá cuatro días para preparar la auténtica final que tendrá como factor clave el volver a jugarse en casa. La caldera vuelve a bullir. Su aliento será clave. La Eurocup no se ha perdido todavía.