La Fonteta ha de reventar el próximo miércoles y el viernes. El Valencia Basket consumó una nueva gesta esta temporada tras vencer en la cancha del casi inexpugnable Real Madrid. Tocado en su orgullo tras la derrota del pasado viernes, el conjunto de Pedro Martínez volvió a demostrar pundonor, orgullo y talento para doblegar a una de las plantillas más talentosas de Europa. El factor cancha cambia ahora de dueño y recae de nuevo en los valencianos como sucedió en la ronda anterior frente al Baskonia.

La misión todavía se presenta compleja pero el Real Madrid ya conoce como se las gasta este Valencia Basket que por tendencia natural nunca hinca la rodilla antes de tiempo y siempre revive cuando muchos los dan por muerto. El triunfo premia la constancia de un grupo que, por encima de las dificultades que ha pasado durante todo el año, se mantiene a flote con garantías.

La historia taronja ha escrito una nueva página para guardar ya que la de ayer fue la primera, y seguro que no la última, del cuadro valenciano en una final. Además el 1-1 cambia ahora la tendencia con 7 triunfos para el conjunto visitante y 5 para los locales. El sueño cada vez es más real. El miércoles otra batalla de nivel en una Fonteta que ya busca ser el talismán que tantas alegrías ha dado esta campaña y todavía podría dejar el premio gordo.

Dubljevic y Diot definitivos

El Valencia Basket arrancó el partido demostrando que iba a salir a competir de manera práctica y no solo como una declaración de intenciones. Los de Pedro Martínez sorprendieron tras el salto inicial al Real Madrid con ataques bien entrelazados, buenas movimientos de los jugadores, y una defensa lo suficientemente agresiva para marcar un primer fogonazo optimista en el marcador (10-21). Con un gran trabajo de San Emeterio y Sikma. Los madridistas neutralizaron el ímpetu taronja a base de individualidades con Nocioni y el omnipresente Llull (25-28). Lejos de amilanarse el Valencia Basket no cedió en su iniciativa y consiguió llegar con ventaja al descanso.

Los árbitros muy cuestionados por la hinchada local, comenzaron a hilar excesivamente fino en una espiral que perjudicó a los valencianos que se vieron penalizados con 13 tiros libres factor que produjo que la ventaja quedara menguada al final de la primera parte (41-43).

En la segunda mitad, y a base de impulsos, los madridistas se situaron por delante en el marcador por primera vez (47-46). Uno de los hombres del encuentro, Dubljevic, asumió las riendas para devolver la delantera, aunque Llull y un crecido Reyes dejaron a los blancos por delante al final del tercer cuarto (64-61). Nueve puntos de Diot marcaron el camino en el cuarto definitivo. El francés manejó a su antojo el choque con la ayuda de un crecido Dubljevic.

Era la hora de ganar y esta vez no se perdonó. Triunfo de sombrero y la liga que está a dos partidos.