El Valencia Basket ya la tiene. El conjunto taronja escribió ayer la página más brillante de sus 30 años de historia con su primera Liga. Las vitrinas de la Fonteta amplían su espacio con este entorchado, sin duda el más deseado y valioso, que se unirá a las tres Eurocups y la Copa del Rey conseguida en el 1998.

El equipo de Pedro Martínez ha sido el mejor en el play-off. El baloncesto premia la regularidad, pero sobre todo corona a los equipos que saben esperar y aprovechar su hora, en las series por el título. En esta tesitura, el equipo valenciano ha superado a todos de largo. Ha sido un camino difícil. En esta senda hacia la gloria se ha superado al Barcelona, al Baskonia y al Real Madrid, ahí es nada. Los tres clubes representantes de la Euroliga, que no pudieron más que hincar la rodilla ante un bloque sólido, que no ha desafallecido y que sobre todo ha creído desde siempre.

El año ha sido difícil con momentos emocionales complejos, como la impotencia de quedarse a las puertas de una Copa del Rey, con acciones arbitrales negativas, o el palo acontecido en la final de la Eurocup ante el Unicaja. Esa decepción europea marcó un antes y un después. Paso a paso, el Valencia Basket se rearmó y solidificó una unión y química en la plantilla que al final no ha podido parar nadie. El bocinazo final marcó una nueva era en un club forjado a través de un filosofía muy definida y que estaba hecha para ganar.

Ayer Juan Roig, acompañado en todo momento por su hermano Fernando, disfrutó como un aficionado más, vibró con cada canasta, y fue testigo directo del éxito más grande de su proyecto deportivo. Desde el banquillo Pedro Martínez, con sus virtudes y sus defectos, ha sabido conjugar a un plantel de jugadores que creyó en sus ideas hasta el final. El arquitecto de este plantel, Chechu Mulero, tomó el reto hace unas temporadas de confeccionar un equipo competitivo y que pudiera pelear de tú a tú contra cualquier. Su mérito ya anteriormente reconocido ha tenido su justo premio. Aunque todos disfrutaron, Dubljevic volvió a ser el alma de los valencianos. El montenegrino, MVP de la final, ha sentido este título como nadie. Aunque criado en el Buducnost, su corazón es y será del Valencia Basket para siempre. Suya fue la declaración de que fue el triunfo del corazón.

El partido estuvo igualado hasta el 17-20. Un parcial de 26-3 en el segundo cuarto encaminó el choque y la liga (43-23) para los taronja con un baloncesto agresivo en defensa y rápido en ataque que desmontó a un anárquico Real Madrid. Con ventajas que oscilaban en la veintena de renta, el conjunto blanco tan solo asustó en el último cuarto con una defensa zonal de Laso que se le atragantó al Valencia Basket y que apretó el electrónico (75-69).

Sato no estaba por la labor de dejar escapar la liga y un triple suyo añadido con un rebote abortó la reacción blanca (83-71). La grada de la Fonteta amarró la liga para no soltarla. La fecha de ayer no se olvidará nunca. Es histórica. Y eterna.