Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lim no era tan rico como vendieron

Lim no era tan rico como vendieron

Peter Lim no era tan rico como pretendió vendernos el casi innombrable Amadeo Salvo. Según fuentes económicas, agencias estadounidenses, si el pretendido salvador del Valencia hubiera pagado las deudas de la sociedad anónima deportiva, hubiera acabado el estadio así como emprendido el tipo de fichajes que prometió para competir con Madrid y Barcelona, habría gastado en ello un tercio de sus fortuna. No era por tanto posible. Dicho de manera clásica, como don Rafael El Guerra, «lo que no pue ser, no pue ser y además es imposible». Y esta es la realidad pura y dura en la que cayó el club, su historia y sus sentimientos.

Ahora que se ha conocido el desastre económico de Lim va a estar justificado que el Valencia de Primera sea el Mestalla que no ha ascendido a Segunda aunque de la mano de Marcelino, puede luchar para no descender. Mientras, una parte de la sociedad valenciana y valencianista, parte de la que no accedió a la ampliación de capital y con cuyo desdén aparecieron Salvo y Lim, quizá, compungida y avergonzada, decida dar la cara y acabar con la nefasta administración de Lim de quien se ha dicho que hace un año necesitaba cien millones para tapar un agujero, dato que coincide con las ventas que firmó de jugadores de la primera plantilla.

Hace un par de años el club pudo haber contado con un buen presidente, José Luis Soler, y, a cambio, ha ganado el centro cultural de Bombas Gens. Ahora toca buscar un grupo de hombres con capacidad suficiente para resolver el problema que se avecina. Lim ya tiene excusa para denegar las promesas que hizo en Singapur a Mateu Alemany y Marcelino. Nunca ha necesitado coartadas pera mentir y no cumplir lo prometido. Ahora, menos.

La primera gran crisis del club se salvó gracias a la buena dirección de Arturo Tuzón y el grupo de directivos que sacaron al equipo de Segunda y solventaron el déficit de mil millones de pesetas que entonces era fortuna importante. El paso por Segunda fue el trayecto por un túnel a cuyo final se vio la luz. El Sevilla, que ahora ha ganado puestos en Europa, pasó una crisis profunda y salió de ella a base de jugadores prestados y economía de guerra. Nos podríamos dar con canto en los dientes si hubiera solución parecida.

El Valencia hubo unos años en que «va bufar en caldo gelat» y de ahí el viaje hacia la nada. Mejor, a nada y menos. La situación caótica del momento tiene muchos padres. Salvo, el primero, el señor Martínez, a quien se le dio importante cargo político con chófer, el segundo, los miembros de la Fundación que dieron el si a pesar de que a la hora de la verdad les cambiaron los datos de la primera oferta. Y los seguidores que dieron la espalda económica a la ampliación de capital.

En su momento sospeché que Marcelino se sentiría engañado y diría adiós. En este momento tengo la impresión de que no será el capitán que abandone el barco. Y eso que las ratas han comenzado a subir a cubierta. Es hombre de bien.

J. M. Bort explicó, concienzuda y detalladamente, la caída en bolsa de la empresa inversora de Lim y por ello creo que está de más ampliar tales destalles aunque presumo que esto será una novela por entregas. Como es menester habrá que decir aquello de atentos a la pantalla. Seguirá.

Posdata. Lim no vende Mestalla por que tendría que pagar a Bankia lo que debe.

Compartir el artículo

stats