No es normal que un piloto baje de categoría en busca de mejores sensaciones y resultados. Y por eso Héctor Barberá es centro de atención estos días en el Mundial de Motociclismo. Unos lo interpretarán como un paso atrás, incluso como una posible rendición, pero el piloto valenciano, con el nervio intacto a sus 30 años, lo explica como un acto de inconformismo. «Aunque pierda dinero, quiero ganar carreras y eso quiere decir que voy a luchar por ser campeón del mundo», asegura con determinación el piloto del Avintia Racing, que pocas veces le encontró el pulso a la cilindrada grande. Su mejor posición en el Mundial fue la décima plaza del año pasado y un cuarto puesto en una carrera. En el anterior, fue el primero de las motos no oficiales (Open). Nada que le satisfaga.

Héctor Barberá dio el salto a MotoGP en 2010, justo después de sumar su segundo subcampeonato del mundo. 8 años después, tras muchos intentos de acercarse a la estela de los Rossi, Márquez, Lorenzo y compañía, vuelve al territorio dónde mejor rindió. Ahora competirá con pilotos más jóvenes que él. Algunos, mucho más, como sus paisanos Jorge Navarro (20 años) e Iker Lekuona (17). «Alguno tenía 1 año cuando yo empecé en el Mundial, pero no voy a tener problemas en meter la rueda a chavales de 16 años», explica.

Barberá ha plantado los pies en el suelo y ha decidido buscar nuevas motivaciones, las que se le han ido diluyendo en la categoría grande, donde nunca ha llegado ha estar entre los mejores por muchas expectativas creadas. Por él y por el entorno. «Necesito estímulos y en Moto2 los tengo. Voy a correr a las órdenes de Sito Pons, al que conozco muy bien, y creo que voy a ir muy rápido», asegura.

La transición de Barberá a Moto2 no es, según él, un paso atrás. El piloto valenciano necesita volver a sentir la adrenalina que genera luchar por las victorias y, si la cosa va bien, quién sabe, volver a MotoGP con la ilusión reseteada. «Si fuese por dinero no me cambiaría. No lo hago por eso. También podría haber ido a Superbikes, pero no tengo ninguna duda», añade.

¿Por qué no se han cumplido las expectativas con Barberá en MotoGP? «Pierdo media décima en cada vuelta y no he podido solucionarlo. Algunos dicen que uno ha de pensar para cambiar cosas, pero si yo pienso no voy rápido», explica. En el GP de Aragón, ayer, sólo pudo ser décimo octavo.