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'Profesor' de fútbol en Pekín

El valenciano Carles Machancoses (26 años, Real) es uno de los técnicos que dan vida al último programa del Gobierno chino para implantar el fútbol en la sociedad. Junto a otros europeos se ha trasladado a la capital del gigante asiático para dar clases futbolísticas a los niños chinos en los colegios y los institutos.

'Profesor' de fútbol en Pekín

Carles Machancoses (26 años) ha pasado de aparcar el coche en la puerta de su casa, en Real (Ribera Alta), a vivir en un hotel de Pekín, una ciudad con 20 millones de habitantes. Todo por culpa del fútbol. Porque este joven valenciano, titulado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y con el máster de profesor de Secundaria, es ahora uno de los técnicos que forma parte del programa de fútbol que el gobierno chino ha implantado en sus escuelas.

«En mi grupo hemos venido cinco españoles, dos serbios, un inglés, un ucraniano... Todos somos europeos vinculados al fútbol», explica Carles, que jugaba en el equipo de la Vall dels Alcalans. «China quiere ser una potencia futbolística y para eso están fomentando el fútbol en la base, para que los niños jueguen. Ahora no hay afición y el nivel de los niños es muy bajo. El objetivo es que los niños aprendan a jugar y dentro de 20 años haya más afición. Con 1.500 millones de habitantes esperan tener una selección que pueda ganar el Mundial», apunta el «profesor» de fútbol.

«Lo que yo hago es dar clase de fútbol. Trabajo en un instituto y una escuela en los que no tengo una clase determinada para mí, sino que me meto en la clase de Educación Física de todos los grupos y dos veces a la semana les hago una sesión de fútbol», explica Carles, que se enfrenta cada día al reto de hacerse entender. «El idioma es una gran barrera. El primer día que salí a cenar me costó media hora pedir. Doy la clase en inglés y me traduce algún profesor del centro», aclara el joven.

Carles, que aprobó las oposiciones para ser profesor de secundaria y estaba en la bolsa esperando la llamada de algún instituto, se muestra sorprendido por los recursos de la educación en Pekín. «Me esperaba escuelas más precarias y algo más viejas, pero es todo lo contrario. Es una pasada. Tienen de todo a nivel deportivo, tanto en material como en instalaciones. En todos los colegios hay campos de césped artificial. Todas las escuelas tienen un club, en el que los niños que mejor juegan van a entrenar los sábados, pero no hay ligas internas ni campeonatos como en España. Solo vienen y entrenan», subraya.

Además, los técnicos de fútbol gozan de una alta consideración. «Nos tratan como a estrellas. Los directivos del colegio me valoran mucho y alaban mi nivel de fútbol. El primer día que fui me hicieron hablar ante 300 profesores. Nos cuidan mucho», destaca Carles.

No obstante, China sigue siendo poco «futbolera». «No se palpa afición en la ciudad, porque también es muy grande. Sólo los que se dedican al deporte siguen la liga de aquí. Sobre el fútbol español sólo se conoce al Real Madrid y el Barcelona. En la televisión pública hacen resúmenes y partidos, pero sólo del Madrid o del Barça. Los niños sí conocen a Messi y Cristiano, pero les enseñé una foto de Isco, para decirles que yo había jugado contra él, y no tenían ni idea de quién era», señala.

Carles añade, como anécdota que define la situación, lo que sucede en el metro. «En las pantallas que hay en el vagón emiten partidos históricos, goles de Zidane, del Manchester United de Giggs... Quieren crear afición y una cultura de fútbol en la ciudad, pero la gente pasa y sólo mira el móvil», sentencia Carles, quien todavía sigue mirando el reloj para saber a qué hora podrá hablar con su familia. «Son los daños colaterales», bromea.

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