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La leyenda de César Gracia, un campeón sin corona

El piloto valenciano logró más de 150 victorias en competiciones nacionales - Hoy, a los 78 años, sigue participando en clásicas de España e Italia

La leyenda de César Gracia, un campeón sin corona

César Gracia (València, 1939) está considerado como uno de los mejores pilotos españoles de la historia, pese a su exiguo palmarés, ya que solo tiene un título de campeón de España, pero en su haber hay que anotar que consiguió más de 150 victorias. César es la clásica persona que siempre estuvo en el lugar inadecuado y en el momento más inoportuno. La mala suerte y decisiones equivocadas limitaron sus éxitos y frustraron su trayectoria. Permaneció en Montesa y Ducson cuando lo ideal hubiese sido pasar a Bultaco y Derbi. Finalmente fichó por Lube, y aunque a él le duela le reconocerlo, esta marca de Bilbao acabó con su carrera deportiva, le hundió en los negocios y le llevó a la ruina económica, de la que tardó muchos años en salir.

César respiró el ambiente moto en su casa ya que su padre tenía un taller desde antes de la guerra en la calle Baja en el corazón del Barrio del Carmen. Al acabar la contienda, como tantos españoles, lo perdió todo y no tenía ni moto propia, aunque sí mucha afición y aptitudes para hacer andar rápido con una moto. En aquella España asolada por la guerra, dejaron de celebrarse carreras durante unos años, pero la gran afición que existía hizo que estas se reanudasen. El padre de César, que había reabierto el taller, empezó a competir con motos que eran de clientes que no se atrevían a correr, pero a quienes les gustaba ver sus motos compitiendo. Ante sus muchas victorias, comenzó a tomárselo más en serio y cada vez se prodigaba más en las parrillas de salida, logrando en 1952 el subcampeón de España.

En este entorno, no resulta extraño que a César, el mayor de tres hermanos, le entrase el gusanillo de la competición. Aprendió mecánica en el taller familiar y preparó una Ossa 50, cedida por un amigo y debutó con ella en València, en el Trofeo Fallas de 1957. No pudo tener mejor debut Cesarín, ya que era conocido con este diminutivo para diferenciarlo de su padre (César), que aún seguía en activo. Tras esta carrera, se disputó en Castellón el Trofeo La Magdalena y su gran actuación frente a las motos oficiales hizo que el señor Giró se fijase en él y le cediese motos para que corriese con la motos de la marca del trébol.

Sus triunfos le convirtieron en una de las máximas figuras del motociclismo nacional y ganó innumerables carreras con Montesa y Ducati, pero sobre todo en la cilindrada mínima con Ducson. La rivalidad Ducson-Derbi era en aquella época tan grande que se podía comparar a un Madrid-Barça de hoy, al igual que la de los pilotos Busquets (Derbi) y Gracia (Ducson) acaparaba la atención de los aficionados que abarrotaban los circuitos. Derbi le hizo una suculenta oferta al piloto valenciano, pero la rechazo optando por quedarse en Ducson. Un error fatal para su futuro deportivo.

Estos éxitos en España motivaron que en 1959 la Federación Española lo seleccionase junto al también valenciano Paco González para una gira por Uruguay y Argentina, en la que ambos pilotos brillaron. Posteriormente fichó por Lube, donde fue compañero de equipo de Santiago Herrero (fallecido en 1970) quien , para muchos aficionados, es el mejor piloto de todos los tiempos.

César Gracia es un valenciano universal, una leyenda del motociclismo. Hoy, a sus 78 años, participa en exhibiciones de clásicas en España e Italia con una Lube Renn y una Montesa Sprint, ambas perfectamente restauradas, causando la admiración de los aficionados. Cada año en San Remo (Italia), en Ospedaletti, el mejor evento de clásicas del mundo, es una de las figuras invitadas.

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