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Motociclismo

La emocionante carrera que coronó a Julián Miralles

La victoria del piloto de Alberic ante Alex Crivillé en el circuito italiano de Mugello le otorgó el campeonato de Europa de 80 cc. hace 30 años

La emocionante carrera que coronó a Julián Miralles

Dos primeros puestos, un segundo y tres terceros coronaron a Julián Miralles campeón continental de 80 cc. hace 30 años. El piloto de Alberic y Alex Crivillé participaron esa temporada en el equipo de la Federación Española (RFME), dirigido por Ricardo Tormo. Las motos eran Derbi y contaban con el apoyo de la fábrica de Mollet y el cuidado de los mecánicos del equipo del mundial, en el que los pilotos eran Jorge Martínez Aspar y Manuel Herreros Champi, con el técnico Paco Tombas al frente del mismo.

La última carrera se disputaba en el circuito italiano de Mugello, en la que Miralles se proclamó campeón. Fue una de las más duras en la dilatada carrera deportiva del valenciano. Crivillé, en teoría su compañero de equipo, se convirtió en su más enconado rival en la pista y le puso las cosas difíciles hasta el final en una carrera no apta para corazones delicados en la que el catalán se cayó dos curvas antes de meta.

El húngaro Karoly Jushaz llegaba a esta carrera con toda la ventaja a su favor. Le bastaba ser tercero para conseguir el título. Miralles y Crivillé le seguían en la clasificación y el valenciano aventajaba en un punto al catalán. Aunque hubiesen hecho doblete, si el húngaro con su rapidísima Krauser entraba tras ellos, ya no había opción. Necesitaban meter a otro piloto en medio y Derbi contrató a Herri Torrontegui para esta carrera con la finalidad de relegar al magiar a la cuarta plaza.

Al frente de este equipo estaba Ricardo Tormo. Su labor consistía en supervisar el trabajo de los mecánicos de acuerdo con Tombas, pero sobre todo tenía que aconsejar a los pilotos en los circuitos aportando su experiencia. En esta carrera, Ricardo no estaba en Mugello ya que estaba internado en la Clínica Dexeus de Barcelona para ser intervenido quirúrgicamente en su maltrecha pierna por el doctor Villarrubias. Sin embargo, se puso en contacto con el ex piloto Claudio Lussuardi -uno de sus mejores amigos- para que asesorara a ambos pilotos.

Pero claro, Lussuardi no era Tormo y, aunque hubo un final feliz, la carrera no transcurrió por los cauces esperados. A buen seguro que si Ricardo hubiese estado allí, el planteamiento de carrera hubiese sido totalmente distinto y no se hubiese desencadenado una lucha fratricida que a punto estuvo de hacer perder el campeonato.

Los dos tenían las mismas posibilidades de ser campeones. El punto en que aventajaba Miralles a Crivillé quedaba anulado si el de Seva se clasificaba por delante del de Alberic. Con dos pilotos valientes y dispuestos a todo, se jugaba con fuego. La carrera fue una exhibición de ambos pilotos, que pronto abrieron hueco con sus rivales, con Torrontegui en tercera posición cubriéndoles las espaldas y un aliado que no se esperaba, el italiano Ascareggi, que quería ganar ante su afición. Jushaz rodaba quinto.

Crivillé y Miralles se pasaron y repasaron mil veces y en varias ocasiones estuvieron ambos a punto de irse al suelo, con lo que el campeonato se hubiese ido al traste. En la última vuelta, Miralles abrió un pequeño hueco y Crivillé, en su obsesión por darle alcance, se cayó a falta tan solo de dos curvas para cruzar la meta. Por atrás Torrontegui era segundo y Ascareggi les hacía el gran favor a Miralles y a Derbi al ser tercero, relegando al húngaro a la cuarta posición.

Este fue el primer título continental conseguido por un valenciano, pero no debemos olvidar que al frente del equipo había otro valenciano que aún hoy, 19 años después de su muerte, sigue siendo el más idolatrado por la afición: el gran Ricardo Tormo.

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