El Circuit Ricardo Tormo de Cheste encendió ayer la mecha del Gran Premio de la Comunitat Valenciana. A media tarde, cerca de 4.000 aficionados a las motos entraron en el circuito para pasear por el pit lane a la caza de un autógrafo, un selfi o, simplemente, un breve saludo de sus pilotos preferidos. Ante los boxes de Márquez, Rossi, Lorenzo y Dovizioso, entre otros, se agolpó una multitud hambrienta de carreras y que disfrutó de lo lindo con el primer rugido de los motores del Mundial.

Valió la pena esperar durante horas -los primeros llegaron sobre las 8.00 horas de la mañana y las puertas no se abrieron hasta las 17.00 horas-, en una kilométrica cola que respiró ambiente motero por los cuatro costados. Entre cientos de nacionalidades, decenas de idiomas y miles de aficionados de todas las edades, sobresalieron los seguidores de Márquez, convencidos de que el catalán se llevará el domingo la victoria en el Mundial. No obstante, más allá del título en juego, Cheste acogió ayer el inicio de un fin de semana de convivencia entre los amantes a las dos ruedas.

"Me he pedido la semana entrera de vacaciones. Es algo que llevamos dentro y venimos todos los años", señalaban Rafa y Pablo, de Paterna, hinchas de Márquez.

Como ellos, Serena, Mónica y Andrea (10, 17 y 18 años), de Alicante. Las tres se movían nerviosas en busca de una foto con el piloto favorito a alzarse con el Mundial. «Llevamos cinco horas esperándole. El año pasado venimos por primera vez y nos encantó», confesaban mientras buscaban un hueco entre el gentío, ante la moto de Márquez. A su lado, algún que otro aficionado con lágrimas en los ojos y leves mareos asistidos con rapidez por los empleados del circuito.

El box de Rossi fue el preferido por la mayoría. Allí esperan Ángela y José, de Alicante. "Es mi tercer año y este es un día muy emocionante porque te das cuenta de que son muy cercanos. Queremos que el Gran Premio se quede aquí para toda la vida", apunta Ángela. Junto a ella, tifosi italianos animan a Il Dottore. «¡Estaremos contigo hasta el final!», gritan Giada y Elisa, de Pádova, que repiten por tercera vez en Cheste. "Nos vuelven locas las motos", afirman. Cuando Rossi sale, la alegría es tal que un aficionado le hace llegar a su bebé, como si fuese el "Trasllat" de la Mare de Déu dels Desemparats, ante la incredulidad del italiano.

Fran, Mapi, Mateo y su hijo se organizan la cena mientras esperan a la salida de Dovizioso o Lorenzo, en el box de Ducati. "Estamos en el cámping. Si buscas la plancha donde se hace el tocino, el lomo, el jamón... Donde veas el humo, allí estamos nosotros", explica este grupo de amigos, venido desde Murcia. "Esto es una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida", advierten.

Juan Carlos y Míriam, de Alcubillas (Castilla la Mancha), lucen con emoción un sombrero autografiado por Márquez. "Esto es inolvidable. Estar al lado de él y que te salude y te firme... Es el cuarto año que venimos. Venimos todos los días y estamos aquí, en el parking... Respirando el ambiente siempre", explica la pareja, que ha encontrado habitación en una urbanización Riba-roja.

Los "primerizos"

Javi y Eva salieron a las cinco de la mañana de Lebreros (Ávila). «Queremos disfrutar del fin de semana, de las motos. Venimos a disfrutar y dormir poco. Es la primera vez, otros años no pudo ser. Esta vez no lo hemos dejado pasar», apuntan. "Lo del hotel estaba difícil, así que vamos de cámping", cuentan a la espera de Dovizioso. "Somos más de Márquez pero... ¡Hay tanta gente que es imposible!". La competición ha empezado.