«Embrague, km 67». El mensaje entró en el grupo de whatsapp como una ráfaga de aire helado. Eran las 15.14 horas en España (las 9.14 en Perú) y se hizo el silencio. Un minuto después, el propio Nacho Sanchis confirmaba el SOS: «Ayuda, Augusto (el mecánico), la moto no anda». Los mensajes de apoyo de pilotos, mecánicos, amigos y otros miembros del numeroso grupo en el que Nacho transmite sus peripecias en su primer Dakar empezaron a aparecer. También las dudas, el miedo a que la aventura terminase allí, después de haber superado tantos obstáculos para llegar, el sábado pasado, a la línea de salida. Pintaba muy mal.

La primera experiencia de Sanchis, un farmacéutico de Enguera de 38 años, en la carrera más dura del mundo, está siendo intensa. Sin asistencia, con un presupuesto limitado, el último escollo de los muchos que ha salvado el piloto valenciano en unos días parecía insalvable. «Tumba la moto, pon la chaqueta en el suelo y pon encima las piezas que desmontes», le sugirió un mecánico vía whatsapp desde València. A continuación, el piloto enguerino envió su ubicación al grupo. Chasco: el navegador, desde el desierto peruano de Tacarama, en medio de la nada, no daba ninguna precisión. «Ubicación sin nombre». Tras unos minutos de otro silencio gélido, un mensaje de esperanza: «Hay unos chilenos buscando algún disco de embrague. Están a 30 kms de él, crucemos los dedos».

El Dakar ha puesto a prueba a Nacho Sanchis, padre de dos hijos de 2 y 4 años. No pudo probar la moto, una Honda, por problemas en el montaje. Ya en Perú, tuvo que pedir un día extra para la verificación por una avería en el embrague. El sábado, a la hora indicada, tomaba la salida con una sonrisa infinita, levantado sobre su montura, curtido por haber superado tantos contratiempos. Con un presupuesto justo (60.000 euros), su aventura corría estos riesgos. Por algo su reto, su único reto, es terminar.

«Estoy disfrutando muchísimo. El paisaje, las sensaciones y la gente son espectaculares», venía a decir al término de la segunda etapa en el grupo de whatsapp con el nombre ´Un Enguerino en el Dakar´, con 176 participantes. Entre ellos, los ex del Dakar Rafa Císcar y Julián Villarrubia. También está el mecánico Pascual Blaya, primo hermano de Ricardo Tormo, que el lunes sufrió un accidente entrenando con la moto. Nacho le dedicó su primera etapa. Ni Eurosport da tan buena información de la carrera como este grupo, con fotos y vídeos incluídos. Eso sí, con el boticario de Enguera de protagonista.

Pasaron 3 horas hasta que llegó la siguiente noticia. «Nacho está en un punto a 25 kms de Ica. Alguien le ofrece una pick up para salir de allí. Le han pedido 600 dólares», contaban. Surgió el espíritu solidario hacia el amigo en apuros: uno detrás de otro, se ponían de acuerdo para una colaboración colectiva «para pagar el ´rescate´», vía Paypal. 20 euros por cabeza.

Eran casi las 4 de la tarde en Perú y faltaban más de 400 kms para la meta, 200 de ellos cronometrados. Todo parecía perdido hasta que alguien del grupo pudo hablar con él y dio labuena nueva: «Nacho ha corrido 80 km con la moto averiada hasta un punto de control. Ahora busca gasolina y piensa llegar a la meta aunque sea de madrugada». Al cierre de esta edición, 175 personas no perdían ojo al móvil y hacían fuerza para empujar la moto de Nacho Sanchis.

Barreda pierde el liderato

Mientras, el valenciano Joan Barreda perdió el liderato ante el sueco Sam Suderland al ceder 28 minutos.