La baja autoestima, la inseguridad, el miedo y la ansiedad atenazan a André Gomes, que afirma pasar «un infierno» en el FC Barcelona. «Me ha pasado en más de una ocasión eso de no querer salir de casa. Eso de que la gente te pueda mirar, tener miedo de salir a la calle por vergüenza...». El mediapunta internacional portugués, de 24 años, ya no disfruta del fútbol como lo hacía en sus temporadas en el Valencia CF. Su relevancia en el Barcelona es escasa y, en una entrevista concedida a la revista Panenka, ha reconocido toda la insatisfacción emocional que arrastra: «Pensar demasiado me hace daño. Porque pienso en las cosas malas y, después, en lo que tengo que hacer, y voy siempre a remolque. Aunque mis compañeros me apoyan bastante, las cosas no me salen como ellos quieren que salgan», indica.

En un mundo, el del fútbol, dominado por el obligado culto al éxito, las cifras millonarias, la presión competitiva y mediáticas, André Gomes ha roto su silencio para reconocer que en los momentos de frustración se ha aislado por no haber cumplido con las expectativas. Una actitud que ha afectado a sus rutinas diarias y a la interacción social, fuera del terreno de juego: «Me encierro. No me permito sacar la frustración que tengo. Entonces, lo que hago es no hablar con nadie, no molestar a nadie. Es como si me sintiera avergonzado».

El futbolista, nacido en Grijó, pequeña localidad portuguesa de interior, asegura en la entrevista que ha recibido la comprensión de unos compañeros que confían en sus posibilidades, lo que aumenta su insatisfacción: «Me dicen que voy con el freno de mano. Y lo que más cuesta es tener consciencia de todo. Me molesta que me digan que puedo hacer muchas cosas buenas. Yo me pregunto a mí mismo: ¿y por qué no las hago?», asegura a la citada revista de cultura futbolística.

André reconoce la diferencia existente entre los entrenamientos, en los que se siente seguro y confiado, y los partidos, en los que regresa el bloqueo mental: «Entrenando estoy muy tranquilo. Obviamente que hay algún día que estoy un poco mal de confianza, porque hasta en los entrenamientos se nota. Sabes que has sufrido. Quizá he jugado el día antes o dos días antes y aun estoy con la imagen del partido, que no me permite seguir adelante. Pero en los entrenamientos me siento cómodo con mis compañeros». Sin embargo, como él mismo asume, «la sensación que tengo en los partidos es mala», añade André, que se marchó al Barcelona en el verano de 2016 con un traspaso cifrado en 35 millones, más 20 en variables.

El jugador insiste en la entrevista que «no me siento bien en el campo, no estoy disfrutando de lo que puedo hacer. Los primeros seis meses fueron bastante bien, pero luego las cosas cambiaron. Quizá la palabra no sea la más correcta pero se volvió un poco infierno, porque empecé a tener más presión. Con la presión yo vivo bien, con lo que no vivo bien es con la presión para mí mismo».