El proyecto del Levante UD de recuperar la vieja sección de rugby dio un paso adelante a la conclusión de la final de la Copa del Rey, el pasado viernes en el Ciutat de València. El tercer tiempo, cita obligada tras el partido, significó un nuevo empujón por parte del club azulgrana.

El éxito del partido, un auténtico ambientazo, y la mínima inversión que supondría contar con equipo de rugby en la máxima categoría animan a su presidente, Quico Catalán, a apostar en serio por el balón oval como ya lo hizo con el balonmano, por ejemplo.

Los valores del deporte de quince y los que transmite el Levante UD a nivel de escuelas o Fundación, se asemejan. Por no recordar la tradición y la historia de finales disputadas en Camino Hondo, partidos en Vallejo y la extinta sección de los años sesenta y setenta. El rugby es un deporte atractivo, en alza, cercano y económico, y en Orriols lo saben.

Una de las incógnitas a despejar sería el escenario de los partidos del futuro Levante RC. No se ve con malos ojos jugar en el campo central de la Ciudad Deportiva de Buñol, capaz de congregar cada quince días a cerca de 3.000 personas en División de Honor de Rugby e ir creciendo, o disputar los partidos cuando haya traslado a la nueva Ciudad Deportiva de Nazaret.

El proyecto de Nazaret contempla la construcción de siete campos de fútbol, de los cuales uno de ellos podría dedicarse a la práctica del Rugby, además de un pabellón polideportivo y una residencia de jugadores tipo escuela. La idea es que las obras puedan empezar a lo largo del año 2019, y trasladar varias oficinas del club levantinista.