«Me han seguido insultando después de la denuncia por la suspensión del partido del año pasado. En algunos encuentros se me acercan rivales y sueltan ´esto no es Massamagrell, negro, te podemos apuñalar a la salida´». Ayer se dio un paso histórico para que los insultos racistas en el fútbol no salgan gratis y tengan repercusiones, aunque el calvario de Jhon Edward A. M. no ha acabado. La Guardia Civil de València, en el marco de la operación «Hasse», detuvo a cuatro personas y ha abierto investigación a otras trece por un delito «contra los derechos fundamentales y libertades públicas por incitación al odio en eventos deportivos», concretamente partidos de fútbol de menores. El operativo desarrollado por la Guardia Civil de Massamagrell se inició en abril del pasado año cuando se tuvo conocimiento, por una noticia de Levante-EMV, de la suspensión de un partido de fútbol de la categoría segunda regional juvenil entre el San Lorenzo de Massamagrell, que actuaba como local, y el CF Històrics de València, como consecuencia de los insultos racistas hacia el futbolista visitante Jhon Edward A. M., de 16 años.

«¡Negro de mierda!», «Eres un mono, uh, uh, uh», «rómpele las piernas al negro!», «¡puto moro de mierda!», «¡vuelve a la jungla!», fueron algunos de los insultos que recibió Jhon, de origen colombiano, hasta que en el minuto 75 de partido rompió a llorar de la impotencia. El club del barrio de Marxalenes decidió retirarse del terreno de juego, y el árbitro Raúl Mestre decidía suspender el encuentro, con 1-2 en el marcador, y dejar constancia de los hechos en el acta.

Devoto seguidor del Deportivo de Cali, Jhon no ha dejado de jugar al fútbol porque «nada puede parar mi sueño» de convertirse en jugador, de asemejarse a su gran ídolo Radamel Falcao. El jugador, arropado por los directivos del Històrics, atendió ayer a Levante-EMV y valoró «el gran avance» que suponen las detenciones, aunque desveló que los menosprecios, las burlas y los insultos han continuado en varios encuentros, sobre todo por la notoriedad que le ha otorgado la valentía de denunciar los hechos. Varios futbolistas rivales han tratado de provocarle y menguar su moral. «Me han seguido insultando y recriminando que denunciase los hechos. Cuando sucede intento no darle importancia y seguir jugando al fútbol. Pero solo ignorando el problema, no se va a acabar con él. Hay que ayudar a concienciar a aficionados y jugadores. Todas las personas debemos pagar las consecuencias de nuestros malos actos. Pasé unos días muy malos después del partido en Massamagrell, pero con el apoyo de mi familia, de mis amigos y del club estuve disfrutando muy pronto del fútbol otra vez».

Jhon es uno de los exponentes de la cantera del Històrics, club que se ha distinguido por ser un ejemplo de integración multiétnica, en un barrio que supera el 16% de población inmigrante. Mientras transcurre la conversación, jóvenes jugadores procedentes de Senegal, Marruecos, Rumanía, Bulgaria, Venezuela, Colombia, Guinea Ecuatorial, Bolivia, Nigeria, Siria y Mali, entre otras nacionalidades, empiezan sus entrenamientos. El club tiene acuerdos con Save the Children y Aldeas Infantiles para ayudar, a través del fútbol, a las familias de inmigrantes, en situación de riesgo, que llegan al barrio. Es el caso de Jhon, que vive con sus abuelos y cuya madre ha encontrado trabajo fuera de España. La armoniosa Babilonia de una tarde de entrenamiento del Històrics ridiculiza a quienes agitan la convivencia en el fútbol desde el odio: «El racismo se debe acabar, da igual que seamos de un color u otro porque tenemos los mismos derechos». Palabra de Jhon.