El discurso de Fernando Hierro (Vélez, Málaga, 50 años) frenó el esperpento de la selección española. Le bastó apelar a los viejos valores del fútbol: la ilusión de un país, la responsabilidad y la confianza en los «artistas» que entrenará durante el Mundial de Rusia tras la destitución de Julen Lopetegui. El director deportivo, de repente, se había convertido en el seleccionador de la cita más importante del mundo, que arranca hoy, después de la enérgica respuesta del presidente de la federación, Luis Rubiales, a la deslealtad de Lopetegui, comprometido con el Madrid sin avisar a la selección hasta «cinco minutos antes» del anuncio oficial del club madridista. «Llevo 30 años rodeado del balón», dijo Hierro para compensar su falta de experiencia como técnico: tan solo un año al frente del Oviedo, en Segunda. Pero Hierro es una figura respetada por los jugadores y puede cerrar las heridas abiertas en el vestuario por la traición de Lopetegui. «Llevo dos noches sin dormir viendo vídeos», confesó el malagueño.

Lopetegui ha sido un pardillo devorado por la maquinaria destructiva del Real Madrid. Su principal error no ha sido tanto llegar a un acuerdo con la sociedad blanco, sino dejar que lo anunciase a dos días del Mundial, inconsciente del huracán que eso iba a levantar contra él. Avisado cinco minutos antes, Rubiales trató sin éxito de frenar el anuncio del Madrid. Tampoco Lopetegui pudo evitarlo. El rodillo de Florentino atropelló sin miramientos a La Roja. Solo Hierro puede levantarla.