Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crónica inédita de Hernández Penpiñá

Aquella final de hockey que acabó a golpes

Hernández Perpiñá, periodista e historiador fallecido el pasado jueves, dejó escrito para este periódico, en octubre de 2004, este artículo inédito

Cartel anunciador de la final de Enrique Yelo.

Las plazas de toros, sobre todo la de Valencia, han sido escenarios de muchos espectáculos bien distintos al fin para el que fueron creadas. En estos días, la de Alicante ha albergado una eliminatoria de la Copa Davis de Tenis. En el ruedo de la de nuestra ciudad hemos visto boxeo, catch, conciertos de bandas de música, fallas, espectáculos de variedades, el famoso holiday on ice, etc. Y en los días 1, 2 y 3 de mayo de 1954 - hace ya 50 años - vimos un campeonato de España€. ¡de hockey sobre patines!

Fue a causa de una porfía entre Juan Antonio Samaranch, entonces presidente de la Federación Española de Hockey, y su amigo José Barrachina Fajardo, propietario junto con sus hermanos Martín, Juan y Jesús - este último padre del consejero del VCF del mismo nombre - de los establecimientos Barrachina, y presidente por entonces de la Federación Valenciana.

«Pues si me concedes el campeonato, lo organizamos en Valencia», le dijo Barrachina a Samaranch. «No te atreverás porque no tienes pista», le respondió. «Sí la tengo, la plaza de toros». «¿En la plaza de toros€?». «Se construye una pista de cemento en el ruedo y, tras el campeonato, se rompe y en paz».

Dicho y hecho. José Barrachina y su equipo ordenaron la construcción de una pista de cemento de 800m2 que costó alrededor de las 75.000 pts., se hizo una espléndida instalación eléctrica de 50.000 vatios y hasta un marcador eléctrico - no electrónico porque en 1954 aún no había llegado ese invento - bajo el reloj de la plaza. Todo costó alrededor de las 350.000 pesetas.

Digna presencia valenciana

Pero ¿cómo respondería el público valenciano ante un acontecimiento prácticamente desconocido por estos lares en aquella época? Pues respondió francamente bien, porque en aquel entonces la selección española era, como ahora, una de las mejores del mundo y sus más famosos jugadores integraban los equipos participantes en el campeonato. Soteras con 49 internacionalidades, Tito Mas con 53 y Trías con 68 eran la base del RCD Espanyol; Serra, con 70, la figura del Gerona; Orpinell, con 58 la del Reus€ También participaron en Valencia Patín HC y el Alcodiam HC, que por cierto eran poco más que simples comparsas que después vendieron muy caras sus derrotas en los grandes Espanyol, Reus, Sardanyola, Gerona, Femsa, FC Barcelona, etcétera.

El día 1 hubo una buena entrada, el día siguiente la asistencia fue mayor y el tercer día el lleno fue hasta las banderas porque los partidos eran preciosos, espectaculares, emocionantes de verdad. Sin embargo, el epílogo fue tan bochornoso como lamentable. A la final llegaron RCD Espanyol y el Reus, ambos equipos con todas sus figuras y sin pronóstico definido porque la igualdad de fuerzas era evidente. A los 15 minutos, el marcador señalaba 2-1 favorable al Espanyol. En eso, hubo un ataque en tromba del Reus con disparo final de Magriñá - rebautizado por los valencianos como el Puchades del hockey - que el portero españolista Trías no pudo detener, llegando la bola hasta la red en medio de jugadores de uno y otro bando que desplazaron la portería de su sitio. Álvarez Corriols (ex árbitro de fútbol de triste recuerdo para el CD Mestalla) señaló penalti, que era lo correcto en tal caso, pero los del Reus reclamaron gol. La portería se desplazó de su sitio, pero ¿antes o después de entrar la bola? Ni se supo.

Los de Reus rodearon al árbitro reclamando gol, los del Espanyol lo defendieron y entre unos y otros se armó una tángana en la que a stickazo limpio se batieron los jugadores, los suplentes, los técnicos y demás de uno y otro equipo.

Los «malos» fueron «buenos»

El deplorable espectáculo terminó con la retirada del Reus, quedando proclamado campeón el RCD Espanyol, que fue incomprensiblemente silbado al recibir la copa y el Reus incomprensiblemente aplaudido pese a su antideportiva actitud, porque€ ¿qué sucedería si en fútbol cada vez que el árbitro anula un gol se retirara el equipo perjudicado?

En suma, un gran éxito deportivo cuyo desagradable final no empañó la brillantez del acontecimiento. Al día siguiente la pista de cemento quedó demolida y tras una reunión posterior de la Federación Española de Hockey, el presidente de la Valenciana, José Barrachina Fajardo, fue merecidamente galardonado con la medalla de oro de la Federación Española. Un gran acontecimiento digno de recordar.

El hockey sobre patines ha recuperado protagonismo en el panorama de la Comunidad Valenciana. Después de muchos años de ausencia, el Alcoy ha ascendido a la división de honor, ahora llamada liga OK, feudo habitual de los equipos catalanes, con escasas incursiones de gallegos, asturianos y madrileños.

Compartir el artículo

stats