A falta de noticias sobre Guedes y Gameiro, el Valencia CF salió ayer airoso de su cuarto partido de pretemporada, esta vez en el exigente estadio del Leicester, un excelente campo de pruebas para calibrar las fuerzas del equipo a estas alturas del verano. El análisis colectivo sólo corresponde al primer tiempo, cuando Marcelino apostó por la alineación más parecida a la del inicio de la competición, y la conclusión fue positiva. Hubo solidez, control del juego y cadencia ofensiva. Ya en el segundo tiempo, todo resultó más precipitado, menos armonioso, ante el aluvión de cambios.

El partido resultó entretenido desde el principio. Hay partidos de pretemporada que dicen poco y hay otros que transmiten mucha información. La principal noticia es la personalidad bien definida del Valencia CF. El ADN de Marcelino es evidente: un conjunto rocoso en defensa, seguro en la contención y dinámico en ataque. El Leicester fue una medida perfecta para extraer conclusiones. Es un conjunto peleón, extremadamente competitivo, y con atacantes muy veloces.

Medrán fue la principal sorpresa de Marcelino en la alineación. Lo situó por la izquierda, por delante de Lato, al que abrió huecos. El canterano entró continuamente, en diagonal, como una bala en el área. De una de sus cabalgadas, algunas aún atropelladas, salió el gol del empate del Valencia CF. La jugada fue un homenaje a la armonía. Ferran Torres, cada vez con más galones, orientó el centro a Piccini. El lateral burló a un defensa a un palmo de la línea de fondo, apuró y cedió a Zaza, quien aguantó la posición y cedió con el exterior a Parejo, que, serenamente, culminó la acción con un chut colocado. Después provocaría un murmullo en la grada, al dejar en el camino al exlevantinista Vicente Iborra con un caño sutil, exquisito.

El gol situó al Valencia CF en su lugar en el partido. No era justa la ventaja del sorprendente campeón de la Premier hace 2 años. Su gol, unos minutos antes, llegó tras un inesperado regalo de la defensa. El delantero Iheanacho aprovechó las dudas de Kondogbia a la hora de despejar la pelota y encontró un chut seco. Esa fue toda la oferta atacante del excampeón de la Premier antes del descanso, noveno la pasada temporada.

Con el encuentro igualado, de nuevo el Valencia CF se mostró superior: defensa cerrada, laterales con recorrido, un medio del campo muy entonado y una delantera cargada de recursos. Es normal que se haya recuperado el dilema sobre la continuidad de Zaza, un futbolista obstinado, capaz de sorprender en cualquier momento. Para buenas noticias, las de Ferran Torres y Piccini. El interior está listo para adquirir atención en Primera y el lateral supera a todos los carrileros diestros que han pasado por Mestalla desde Joao Pereira, al que Nuno eliminó de mala manera. Las dudas se disipan: Piccini es un excelente lateral. Defiende, desborda y llega al área con facilidad.

Hasta 8 cambios movió Marcelino durante la segunda parte, entre ellos Diakhaby y Wass, centros de atención por ser dos de los nuevos. El central dejó algunas dudas. Es evidente que le falta rodaje. Tantas variaciones, más que en el Leicester, pasaron factura al equilibrio del Valencia, que fue salvado por Neto en hasta 4 paradas a bocajarro. La salida de Soler estimuló a su equipo, que disfrutó de pocas ocasiones, todas desde larga distancia.

En los últimos 20 minutos fue el turno de Kangin Lee, que en unos días ha pasado de entrenar con el juvenil a batirse ante futbolistas de la Premier. Marcelino lo prepara para algo grande.