«Me parecería muy ventajista por mi parte hablar de Rodrigo ahora después de este partido. La idea es empezar la temporada con él. Tiene una cláusula y el club que venga a por él tiene que pagarla. Si en un momento dado viene un club y el futbolista también se quiere ir... vale. ¿Qué vamos a hacer? Pero yo como no estoy pensando en eso tampoco me preocupa en exceso porque entre otras cosas, si se diera esa circunstancia, tampoco tengo posibilidades de modificarla». Así se manifestó el entrenador del Valencia CF, Marcelino, tras el partido del sábado ante el Everton.

Con estas palabras el técnico asturiano presiona al club para evitar que el propietario Peter Lim se plantee vender al delantero hispano-brasileño, salvo que le operación sea inevitable porque un equipo paga la cláusula de rescisión de 120 millones. Pero Marcelino sabe que, aunque el presidente Anil Murthy y el director general Mateu Alemany son partidarios de no traspasarlo, Lim puede caer en la tentación si otro club viene con menos dinero de lo que marca su claúsula.

Marcelino ha ido modulando su criterio sobre Rodrigo. En abril señaló en una rueda de prensa que «no hay nadie intransferible y si llega una gran oferta se hará lo mejor para todas las partes». Pero eso era hace cuatro meses y ahora en agosto el calendario corre y en el caso de un hipotético traspaso de Rodrigo el Valencia CF tendría poco tiempo para fichar un sustituto de garantías y el mercado ahora ya no ofrece tanto a estas altura del verano.

Inglaterra cierra el jueves 9 de agosto el plazo para realizar operaciones y parece que solo los equipos de la Premier League tienen la suficiente capacidad económica para afrontar una transacción tan importante.

La actuación de Rodrigo en Liverpool reafirmó el cartel de imprescindible. Y más aún sin la presencia de Gameiro.