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Entrevista

Cazorla: "Ahora cada partido lo tomo como un premio"

Ha vuelto a jugar al fútbol tras atravesar un calvario que duró 21 meses e incluyó 11 visitas al quirófano

En la Ciutat Esportiva de Miralcamp hay cola para entrevistar a Santi Cazorla (Llanera, Asturias, 1984), protagonista emotivo del inicio de la temporada del Villarreal tras superar una complicada y larga lesión en el tendón de la zona plantar del pie derecho. En el césped del Mini Estadi un niño ameniza la espera. Repite el mismo lanzamiento de penalti. Calca el gesto sin prisa, en secuencia súper controlada, y coloca la pelota una y otra vez, sin fallo, en la misma escuadra. Viste con la equipación completa y amarilla del Villarreal, luce el dorsal 19 y un nombre en la espalda: 'Papi'. Es hijo de Santi Cazorla.

Le pega, eh.

Ahí anda, todo el día con el balón, el pesao (risas), que se divierta.

¿El padre aún puede disfrutar, aún se puede divertir?

Disfrutas de otra manera, pero hay que disfrutar siempre del fútbol. Sabes que hay mucha gente detrás, que hay una responsabilidad, pero al final uno quiere ser futbolista para disfrutar de este deporte. Ahora intento disfrutar si cabe aún más cada minuto que estoy en el terreno de juego, porque no sé cuánto voy a durar. Lo valoro todo muchísimo más, cada estadio que piso, el vestuario, el ambiente. Lo perdí durante dos años y lo eché mucho de menos.

¿Quién le enseñó a jugar?

Empecé a jugar sin querer. Íbamos a apuntar a mi hermano al Covadonga, un club de Asturias, pero en su categoría no había plazas. Iba a entrenar entonces el benjamín, mi padre saludó al entrenador y le comentó 'tengo ahí al pequeño, si quieres verlo...'. Me puse a entrenar con ellos porque les faltaba gente y ya me hicieron la ficha. Luego he sido mucho de jugar en la calle con mi hermano, con los amigos, en el parque con los típicos bancos. Nos apañábamos con una lata de Coca-Cola, una bola de papel. Es lo que mamé desde pequeño, jugar a fútbol en cualquier sitio y con cualquier cosa. Tenía cierta base natural, como lo de utilizar las dos piernas, ese don, pero también lo potencié después con trabajo.

Con mucho trabajo también ha vuelto ahora.

Ahora cada partido lo tomo como un premio. Quería jugar al primer nivel otra vez y lo he conseguido. No me quiero poner límites. No sé si aguantaré una temporada, dos o tres, quiero alargarlo lo máximo posible. Desde el primer día que me lesioné, cuando hace dos años un médico me dijo que con suerte jugaría con mi hijo en el jardín, o los que pensaban que ya tenía una buena carrera y no necesitaba más, todo eso a mí me dio fuerza, a todos esos les quería demostrar que estaban equivocados. Es lo que me hacía levantarme por las mañanas. Fue una motivación extra para intentarlo.

¿Qué momento fue el más duro?

Hubo momentos de todo tipo. De rutina aburrida, de camilla, de vivir solo en un hotel sin tu familia, de trabajar solo con el fisio. Sabías que había que pasar por ello, que no había más remedio, aunque se hacía pesado y costó sacarlo adelante. Los momentos más duros fueron pasar por el quirófano, y he pasado once veces. Esas once veces que te dicen que han de operarte, eso no le gusta a nadie.

Asenjo, que también ha tenido lesiones graves, suele decir que del que está solo en el gimnasio no se acuerda nadie.

Es así, esa soledad yo también la sentí. Pasas a un segundo plano. Estabas acostumbrado a ser protagonista y te sientes muchas veces solo, pero sabes también que el trabajo a la sombra es parte del fútbol.

¿Cómo se motiva uno? Conozco algún futbolista que se buscaba en Youtube para recordar cómo jugaba.

Yo también me he visto en vídeos alguna vez, y era de verdad una motivación. Ver lo que podía hacer, lo que era capaz, pensar que ojalá volver, y era una manera de encontrar fuerzas para intentarlo, para volver a ese nivel otra vez.

¿Cómo se encuentra ahora exactamente?

Aún me falta. Cada día estoy mejor, pero aún tengo dolor en la zona del tendón. No es un dolor que me preocupe, pero me hace cargar demasiado la pierna izquierda de manera inconsciente. En partidos y entrenamientos a veces estoy incómodo cuando pasan los minutos, pero confío en ir compensándolo y regulándolo.

Del Sánchez Pizjuán salió ovacionado.

Fue increíble. Estos años he notado el ánimo de todas las partes del mundo, por redes sociales, y por supuesto de la afición del Villarreal, pero no te haces la idea de que un estadio ajeno se levante para aplaudirte. Me quedé muy sorprendido, no lo esperaba. Escuché los aplausos de la gente y miré a la banda porque pensaba que cambiaban a alguien del Sevilla. Son las cosas que al final te recompensan, con las que te quedas y se lo agradezco a la afición del Sevilla.

Para superar lo que ha superado, le tiene que gustar mucho el fútbol.

Sí, es mi vida. Y siempre dije que no me quería retirar de aquella manera, en una clínica. Sería una espinita clavada y por suerte creo que no va a ser así. Me retiraré sobre el campo el día que no pueda más.

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