Como dijo Walt Disney; «Si puedes soñarlo, puedes hacerlo». Dicho y hecho, lo soñamos, y lo conseguimos. Y todo ello, antes de lo que pensábamos. Aterricé el verano pasado en un vestuario que jamás se creyó de Segunda, con un proyecto nuevo y con un único objetivo; ascender. «Si entrenamos como jugadoras de Primera, conseguiremos ascender a Primera». Esa es una de las primeras frases que nos inculcó nuestro entrenador, Antonio Contreras, y nosotras creímos en ello.

Un proyecto a largo plazo que creció a pasos agigantados según iba avanzando la Liga. Las victorias llegaban domingo tras domingo, pero nada era fruto de la casualidad. Trabajo muy intenso en cada sesión de entrenamiento y un vestuario unido como nunca antes había visto fueron las claves del éxito. Una temporada de ensueño que se culminó con un ascenso a la máxima categoría por la vía rápida. Y con la suerte de sentir siempre el respaldo de una afición fantástica y una presidenta para quitarse el sombrero.

Lo que era un sueño dejó de serlo para convertirse en realidad, y era esta vez La Liga Iberdrola la que nos estaba dando la bienvenida al Málaga CF Femenino. Para nosotras era momento de desconectar y descansar tanto física como mentalmente, en cambio para los técnicos era época de colgar y descolgar el teléfono llamando y contactando con jugadoras, hacer números y planificar futuros viajes, cuadrar un sinfín de cosas para afrontar una competición que está teniendo una repercusión asombrosa.

El sorteo fue caprichoso y quiso que nos tocará para debutar el Atlético de Madrid, vigente campeón. Pagamos la novatada y en ciertos puntos la inexperiencia. Un debut amargo pasado por agua en el que demostraron porque se alzaron con el título la campaña pasada y porque son equipo actualmente de Champions League, pero aun así, si hay algo que nos caracteriza a las que defendemos este escudo es que lo hacemos con el corazón y bajo ninguna circunstancia bajamos los brazos.

El nivel de cada equipo año tras año aumenta. Es evidente que nadie nos lo va a poner fácil, por ello hay que ser realistas y conocer hasta dónde podemos llegar, siempre con los pies en la tierra. Conocer nuestras virtudes y nuestros defectos es lo que más fuertes nos va a hacer para afrontar todo lo que nos viene. No es fácil pasar de ganar prácticamente cada partido a todo lo contrario.

Asumir esta situación y poner unas metas asequibles para un recién ascendido es primordial para seguir soñando despiertas y demostrar que aun siendo las más novatas, vamos a dar guerra y a sorprender a más de uno. Hemos llegado para quedarnos.