El futuro de la pilota valenciana pasa por la pilota grossa. O dicho de otra manera, por que pueda volver a ser practicada muchas personas. A diferencia de lo que aconteció en épocas pasadas, a día de hoy buena parte de los cinco millones de valencianos desconocen -y por ende no han practicado ni disfrutado nunca- con el joc de pilota.

La pilota valenciana es un deporte con múltiples capacidades y potencialidades [que no acaba de explotar]. Uno de los principales problemas a los que se enfrenta tiene que ver con falsos estereotipos que lo vinculan como un deporte duro y poco adaptado a los tiempos modernos. Aún así es cierto que los pilotaris tardan cerca de una hora solo para faixar-se sus manos incluyendo entre sus protecciones numerosas planxetes de acero.

Sin embargo, y como si se tratara de la aldea gala de Astérix y Obélix, en el llogaret de l´Abdet (Confrides) entre las sierras de Aitana y la Serrella -otrora tierra de lobos- ha sobrevivido milagrosamente el trinquete más antiguo del que hay constancia y que dataría del 1772, erigiéndose así probablemente en una de las instalaciones deportivas más antiguas del País Valenciano y de España.

Hasta el siglo XIX no había pueblo de la Marina Alta, Marina Baixa, el Vinalopó o el Comtat que no dispusiera de una de estas instalaciones. En Parcent y l´Abdet son los últimos reductos del territorio valenciano donde ha pervivido hasta nuestros días esta práctica ancestral además de sus variantes de les galotxetes y les llotges de Monòver o El Pinós, respectivamente.

Precisamente en l´Abdet tuvo lugar en fechas recientes una jornada divulgativa en la que conjugó deporte, cultura y patrimonio en un fin de semana para el recuerdo con cercavila, degustación de productos locales o dolçaina i tabalet que amenizaron la competición de pilota grossa y completaron la oferta de deportes de montaña que cuenta el municipio, referencia entre los amantes de los deportes de aventura.

En definitiva, la pilota grossa es por su facilidad de práctica, cualidades educativas y potencialidades psicopedagógicas, por la sencillez constructiva de las instalaciones y por el hecho de que se pueda jugar a cualquier edad, una modalidad que habría que apoyar con creces dado que es idónea para todos los públicos y entronca muy bien con la concepción actual de entender el deporte como ocio, salud y divertimento popular.

El futuro de la pilota valenciana está hoy más que nunca ligado a la pilota grossa. Urge apostar en pro de su potenciación y revalorización patrimonial, sociocultural, turística y deportiva.