A los 36 años, David Ferrer ha abierto una nueva etapa en su vida, mucho más familiar desde la llegada de su hijo Leo el pasado mayo. El que fuera número 3 del mundo en 2013 y siete años consecutivos en el «top ten» se reafirma en que ha elegido el momento idóneo para cerrar sus 18 años de carrera profesional. «Yo no dejo el tenis; es el tenis quien me deja a mí porque ya no puedo jugar dos partidos seguidos a un nivel alto», declara Ferrer.
P ¿Se siente aliviado o quizás liberado de la presión de tomar una decisión de tanto calado?
R No sería la palabra liberado o aliviado, sino que creo que era el momento. También es cierto que los resultados tampoco acompañaban y físicamente no me encontraba bien; tenía ciertos problemas y ha sido el momento perfecto para decidir jugar el año que viene seis torneos. Y sobre todo ahora vivo más tranquilo porque viajo menos. Es una nueva etapa de mi vida, en familia y me encuentro muy bien.
P «No es que no quiera; es que no puedo», dijo en Nueva York cuando confirmó su retirada...
R Claro... [se ríe]. No es que yo deje el tenis; es el tenis el que me ha dejado un poco a mí. Ya no tengo el mismo ránking [actualmente es el 125º del mundo] porque no puedo jugar dos partidos seguidos a un nivel alto y eso me cuesta.
P Su espíritu competitivo se mantiene intacto, como demostró ganando el reciente Challenger de Monterrey con mucha autoridad en la final a Karlovic...
R Sí, eso nunca se pierde. Siempre seré competitivo. Me encanta competir, la competición y jugar a tenis. Voy a seguir vinculado a este deporte, seguro.
P Después de 18 años de trayectoria profesional y si tuviera que quedarse con una cosa de su carrera, ¿con cuál sería?
R Quizás me quedo con la Copa Davis por los compañeros que he tenido y porque he experimentado las mayores emociones.
P De no haber sido por el «big three» (Nadal, Federer, Djokovic), usted tendría más de un Grand Slam en sus vitrinas de Xàbia. ¿Lo comparte?
R [Se vuelve a reír]. No lo sé... ¿Sabes qué pasa? Que no puedo hacer un balance de cómo me hubiera ido si no hubieran estado estos tres jugadores. Yo siempre intento ver el lado positivo. Sin Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic quizás no hubiera llegado a ser el número 3 del mundo porque no hubiera evolucionado, ni sido tan buen tenista como he sido. Yo lo veo por esta parte.
P Llegó a alcanzar el número tres de la ATP y mucha gente del tenis sostiene que ha sido durante varios años «el mejor de los tenistas terrenales»...
R [Más risas]. Esa es una frase que también dije en su momento y que se ha repetido mucho porque había un momento en que esos tres jugadores eran imparables. Poder estar 3, 4 o 5 del mundo, durante siete años «top ten», me ha dado esa proyección. Pero, además, hay otros jugadores muy buenos: Marin Cilic o Stan Wawrinka, ganadores ambos de Grand Slams, que me han superado.
P Cuando anunció su adiós, Federer, Nadal, Del Potro y muchos otros tenistas demostraron con sus palabras de reconocimiento...
R Para mí ése ha sido el mayor trofeo que he conseguido; sin duda. El reconocimiento de mis compañeros de trabajo; y ya no sólo como tenista, sino también como persona. Es el logro del que más me enorgullezco.
P¿Qué supone la distinción de la Generalitat Valenciana el pasado Nou d'Octubre?
R Me gustó muchísimo, pero no pude asistir porque estaba en Monterrey. Acudió en mi nombre mi pareja [Marta Tornel] y la madre de mi hijo, que se merece ahora mismo casi más que yo esa distinción. Agradecerle a la Generalitat que pensara tanto en Anabel Medina como en mí.
PEs un gran embajador de la Comunidad y de Xàbia...
R Sí; sobre todo en Xàbia porque es donde me he criado, están mi familia y mis mejores amigos, donde ahora vivo desde hace dos meses. Han respetado mucho mi intimidad. Me han tratado como David y no como Ferrer tenista.
P ¿Cuáles son sus planes para estos últimos meses de carrera? R Ahora estoy de vacaciones, pero empezaré a entrenar hacia finales de noviembre en la Academia en el Club de Tenis Jávea. Voy a jugar seis torneos y a intentar acabar lo mejor posible y lo más alto que pueda.P Cuando su amigo y exsocio Juan Carlos Ferrero se retiró declaró que «el tenis es un deporte de perdedores» porque un grande lo empiezan 128 jugadores en el cuadro final y siempre pierden 127... ¿Coincide?
R Sí; casi siempre pierdes, salvo que seas Nadal, Federer o Djokovic. Tampoco es que sea un deporte de perdedores, pero sé lo que quería decir Juan Carlos. Es cierto que para saber ganar alguna vez, tienes que saber perder antes.
P ¿Retomará aquella experiencia como empresario de torneos de tenis que vivió con el Valencia Open y con Ferrero?
R Viví momentos muy buenos en Valencia. Sobre todo cuando Juan Carlos compró el torneo en 2002 y se disputó en el Club de Tenis Valencia. Y más adelante cuando fuimos socios en el Ágora. Ahora tengo otros planes en mi vida y Juan Carlos también.
P Con el tiempo usted sí ha llegado a dominar aquel carácter impetuoso, casi irascible, con el que empezó...
R Sí; estoy mucho más calmado. Y si no lo hubiera conseguido, no habría llegado hasta los 36 años jugando al tenis; lo habría dejado mucho antes. Eso se llama madurez; vas entendiendo muchas más cosas. Antes era mucho más impulsivo, sobre todo cuando eres joven. Conocer personas diferentes y querer aprender me ha ayudado mucho. Eso me lo ha dado el tenis y gracias a él soy una persona más segura de mí misma.
P ¿Y cómo le ha cambiado la llegada de Leo, su primer hijo?
R Te aseguro que me ha cambiado porque duermes mucho menos [se ríe] y tu vida ya no depende de ti. Antes viajaba mucho y no tenía familia y todo giraba en torno a mí, mientras que hora lo hace alrededor de mi hijo. Y es algo muy bonito de vivir.
P Tal y como anunció en Nueva York, el guerrero ya descansa en Xàbia...
R Sí; me hacía mucha ilusión y muchas ganas de estar aquí con mi familia y mi gente. Mi mujer es de Almussafes, cerca de Valencia, y tiene allí su trabajo, lo que nos impedía estar todo el tiempo que queríamos en Xàbia. Ahora que ya tenemos familia hemos dado el paso de irnos a vivir a Xàbia.
