La imagen fue inédita. Cuatro pilotos del Mundial de Motociclismo, entre ellos el campeón del mundo de Moto3, Jorge Martín, jugando a pilota valenciana en el Trinquet de Pelayo. El juego a mano abrió ayer una ventana al exterior con la exhibición que organizó la empresa que gobierna el mejor campeonato del mundo de moto en la catedral de la pilota. Maverick Viñales, Alex Rins, Jorge Martín y Arón Canet conocieron de primera mano las evoluciones de la pilota. Pelotearon durante un rato junto a algunos de los mejores pilotaris del momento: Puchol, el vigente campeón individual d'Escala i Corda; Genovés II, Soro III, Javo, Santi, Moltó y Brisca. Todos compartieron pelota y pista. Al grupo se unió el patrón del Mundial de Motociclismo, Carmelo Ezpeleta, que saltó a la cancha a buscar algún derechazo. Hizo tres intentos y le dio una vez.

Los pelotaris y el propio Ezpeleta disfrutaron y aprendieron, primero, del juego de los profesionales. Quedaron boquiabiertos con los rebotes de Puchol II o de Soro III desde el palquet, bien protegidos por el cristal. Alguna bola provocó algún susto y algunas risas nerviosas. Ezpeleta, que veranó de niño en Jérica y es aficionado a la pelota vasca, ejerció el papel de anfitrión.

A continuación fue el turno de los pilotos, que protegieron sus manos de la dureza de la pilota de vaqueta con los guantes con los que manejan el manillar. Aún así, más de uno terminó con las manos rojas, pese a que ninguno mostró destreza alguna. «Parece fácil, pero es un deporte muy difícil. Una cosa es verlo y otra es jugarlo», aseguró Jorge Martín. «Yo tampoco conocía este deporte. Pero es emocionante estar aquí, en este lugar tan mágico», explicó Viñales. El valenciano Canet, de Corbera, era el único con algo de experiencia. «Había jugado al frontón alguna vez en mi pueblo, pero no tengo habilidad. Es muy complicado. Lo que da gusto es ver jugar a los pelotaris», explicó.