Amanezco en casa. En mi cama. Mi habitación. Nada como el calor del hogar y despertarse con el olor a café, ese que de buena mañana prepara mi madre. Subir la persiana, abrir las ventanas (a pesar del frío que hace en Teruel) y respirar aire puro de las montañas que hay delante, mientras al otro lado de la puerta ya oigo los suspiros de Trufa, mi perra, una Labrador Retriever de siete años, ansiosa por que abra para poder lanzarse a darme el primer lametazo de buenos días.

¡Cuánto echaba de menos estos momentos! El fútbol es mi pasión, mi vida, y es por ello que dejo a la familia lejos, que sacrifico vivir esto a diario por tener que hacerlo dos veces al año; en Navidad, y en verano. Una videollamada es lo que a menudo más cerca de ellos me hace sentir. Una no solo es deportista cuando va a entrenar, cuando se pone las botas y sale al campo, sino que lo es las 24 horas, y ese compromiso hace que nos perdamos muchas cosas. No obstante, el esfuerzo que hacemos se ve recompensado y acaban anteponiéndose los buenos momentos.

Que tengamos ahora unos días de descanso no implica que no tengamos un plan de trabajo que hacer. No nos podemos relajar, a la vuelta de la esquina volvemos a tener competición. En este caso los Reyes no nos han «regalado» más vacaciones, y ese día habrá jornada con lo cual, por más turrones y polvorones que haya en la mesa, no debemos caer en la tentación, para ser un deportista de élite debes cuidarte como tal.

Desde que mis abuelos paternos faltaron, mis Navidades están cubiertas de un halo de nostalgia y melancolía, dos huecos en la mesa a los cuales no me acostumbro. Este año, sin embargo, la casa va a estar más llena que nunca, la familia va agrandándose. Ocho días para pasar con ellos y recargar pilas, para llenarse de su energía y coger fuerzas para afrontar la segunda vuelta de la competición.

2018 ha sido un año intenso. Echando la vista atrás, me quedo con el momento del ascenso con el Málaga CF Femenino, uno de los más bonitos que he vivido como deportista por todo lo que significó no solo para el club, sino también para la ciudad.

¡Os deseo unas Felices Fiestas en las que todos podamos sentir la magia de la Navidad!