El Valencia Basket saltó a la pista sabiendo que la jornada iba sobre ruedas. Las derrotas del Villeurbanne y el Andorra dejaban en la mano de los «taronja» la opción de ser el mejor equipo del Top 16 de la Eurocup y garantizarse en consecuencia el factor cancha hasta una hipotética final. La solidez en casa con pleno de triunfos es un buen aval que habrá que ratificarlo a partir de la ronda de cuartos de final ante el Rytas Vilnius lituano. El choque arrancó frío como el ambiente para el Valencia Basket, que con un juego algo desordenado no podía imponer su teórica superioridad técnica para llevar el control del partido. El Limoges, sin grandes estridencias, pero con más energía marcó las primeras diferencias (6-12). La entrada de Matt Thomas animó a los «taronja» y gracias a sus puntos se consiguió estabilizar la situación y llegar al final del primer cuarto con ventaja (22-19). El segundo período deparó un encuentro raro en que los errores se acumulaban en un bando y en otro y con unas defensas flojas. Fogonazos de calidad de Labeyrie, Van Rossom y Abalde volvieron a dar más velocidad al duelo para dejar a los de Ponsarnau por delante en el marcador al descanso (49-43).

El tercer cuarto pilló desprevenido a los valencianos y el Limoges, con un parcial de 0-9, recuperó la delantera en el electrónico (49-52). Con un intercambio de canastas y un juego algo errático, el equipo francés siguió liderando el choque mediado el tercer cuarto (63-66). El Valencia Basket necesitaba un revulsivo y lo encontró de nuevo con los destellos individuales de jugadores como San Emeterio o Matt Thomas para encadenar un 15-0 que dio a los «taronja» su máxima ventaja en todo el encuentro (78-66). Los de Ponsarnau mantuvieron el temple para no dejar opción a los sustos y sellar el choque en una Fonteta inexpugnable en Europa.