El Club Handbol Canyamelar, que milita en la Liga Iberdrola Guerreras, la máxima categoría del balonmano femenino español, no ha podido pagar los 11.000 euros que debe a la Federación Española de Balonmano en concepto de arbitrajes en el plazo estipulado. Por tanto, en la próxima jornada se le comenzará a aplicar la sanción correspondiente, de darle por perdidos los partidos que juega en su cancha, en el Polideportivo de El Cabanyal.

Con este castigo, el resultado del CH Canyamelar-Rocasa que se iba a jugar el próximo sábado ya tiene el resultado decidido: 0-10 a favor del conjunto visitante. Al ser una sanción de tipo económico, no se le restarán, además, 3 puntos al equipo valenciano, que lucha por la permanencia. Ahora mismo ocupa el cuarto puesto por la cola, muy cerca de la zona de descenso.

El CH Canyamelar adeuda 11.000 euros a la federación española por no haber pagado a los árbitros, pero espera recibir pronto los 90.000 euros de las subvenciones correspondientes a la temporada pasada. Ese dinero se divide en ayudas firmadas con la Generalitat Valenciana, la Diputación de València y el Ayuntamiento de València, repartido aproximadamente a partes iguales. El Consell, en concreto, aprobó una subvención al CB Canyamelar, en la línea de clubes de élite, de 24.300 euros el pasado mes de noviembre, que corresponde al curso 2017-18. En diciembre fueron aprobadas las de la Diputación y las del Ayuntamiento, por lo que aún están en plazo de pago.

Tanto las jugadoras como el cuerpo técnico y los trabajadores del club llevan 5 meses sin cobrar y, a pesar de esta situación, el equipo valenciano ocupa la undécima posición de la liga de balonmano femenina. Las jugadoras sólo cobran dietas por gastos relacionados con el equipo.

El Canyamelar Valencia no cuenta con patrocinadores principales, tan sólo con algunos «muy pequeños» que permiten que el club vaya subsistiendo. Desde las instituciones entienden que el CH Canyamelar tenga problemas económicos, pero aclaran que un club no puede vivir de las ayudas públicas. Sin un patrocinador privado que respalde al equipo, no hay futuro, tal como en su día subsistieron, en la máxima categoría, el CB Valencia o el Ferrobús Mislata.

De hecho, la Diputación ha llegado a un acuerdo con la Federación de Balonmano de la Comunitat Valenciana para fortalecer la base de las escuelas y fomentar la profesionalización de los equipos para que sean atractivos para las empresas. La corporación provincial pidió el año pasado a la federación que costeara los viajes del CH Canyamelar, vista su delicada situación económica.

Visto el panorama, el futuro del club que juega en el polideportivo del Cabanyal está más cerca de la categoría de plata que de la Liga Guerreras Iberdrola.