En un choque en el que había poco que ganar y mucho que perder, el Valencia Basket sumó un ajustado y sufrido triunfo ante el Gipuzkoa Basket.

Contagiado por el frío ambiente de la grada, al Valencia Basket le costó encontrar el tono al encuentro. El francés Labeyrie fue el primero en engancharse al choque y suyos fueron los siete primeros del equipo (7-7). El Gipuzkoa tampoco ofreció excesivos argumentos salvo la frescura de sus fichajes Rebec y Zeisloft que dejaron el marcador equilibrado el final del primer cuarto (14-14).

Animados por esta inercia el cuadro vasco, a través del acierto exterior del estadounidense, no permitía a los valencianos despegarse en el electrónico (22-23).

La entrada de Tobey dio otro aire a los de Ponsarnau que con un juego más fluido tuvieron sus mejores minutos para abrir la primera brecha (22-31). En una situación propicia, el Valencia Basket bajó sus prestaciones con un excesivo abuso del tiro exterior y le condenó a ceder parte de su renta a la conclusión de la primera mitad (29-33).

Un triple de Doornekamp abrió la segunda parte aunque un parcial de 8-0 del Gipuzkoa dejó de nuevo a los «taronja» por detrás (39-38). El equipo de Valdeolmillos llevó el encuentro a su terreno y frenó el caudal anotador de los valencianos, que ya inmersos en el último cuarto se encontraron con el electrónico cuesta arriba (60-51). Pese a un juego irregular y rasgos de falta de intensidad en el rebote, sólo alguna individualidad podía enmendar la situación. Fue San Emeterio el protagonista. El alero cántabro tiró de garra y talento para revertir la desventaja con una canasta de mérito. Nevels tuvo el tiro ganador pero falló. Triunfo mucho más valioso que brillante.