El Valencia Basket derrumbó la fortaleza de Kazan y consiguió el pase a la final de la Eurocup dos años después. Jugará contra el Alba Berlín, que derrotó al Morabanc Andorra. El conjunto «taronja» no se intimidó en ningún momento de los imponentes números que presentaba el cuadro ruso en su pabellón donde había ganado todos sus partidos continentales. Ponsarnau le ganó la partida a Priftis en la pizarra y supo mantener la entereza de sus jugadores ante las muchas situaciones adversas que se dieron durante el encuentro. Los «taronja» sufrieron tres técnicas y tres faltas antideportivas en contra más que rigurosas, aunque el golpe más duro llegó con la eliminación de Dubljevic al inicio del tercer cuarto. El trío arbitral no mostró hasta ese momento ningún respeto al cuadro «taronja» que pese a ello echó de mano de la veteranía de San Emeterio, de la contundencia de Will Thomas y de la batuta de Van Rossom al final para minar poco a poco la moral de un dubitativo Unics Kazan.

La defensa de los valencianos fue férrea y seca. Los dos cerebros del Unics Kazan apenas pudieron maniobrar. McCollum sólo anotó puntos estériles en los últimos minutos mientras que Henry acabó en unos paupérrimos siete créditos negativos. El Valencia Basket exhibió su particular idilio con la Eurocup, en la que ha concatenado su decimocuarta victoria consecutiva, mejor registro del torneo y que todavía puede ser extendiéndose.

El propietario Juan Roig felicitó personalmente en Kazan a la plantilla y al cuerpo técnico en un año de vaivenes al inicio y que poco a poco ha encontrado la estabilidad con una línea de juego definida y que pese a no ser la excelsa, sí le ha valido para superar con clarividencia todas las trabas de una Eurocup dura y larga. Ahora queda el último esfuerzo, el definitivo. El cuarto título espera y volver a la Euroliga, campeonato con una deuda histórica con la Fonteta aparece en el horizonte.

Dominio del Valencia Basket

El Valencia Basket saltó con firmeza a la cancha del Basket Hall y liberado en el tiro. El Unics Kazan, por el contrario, se mostró atenazado y con dudas en la parcela ofensiva, lo que aprovecharon los «taronja» para marcar las primeras ventajas en el electrónico tras un triple de Matt Thomas (8-19). El único debe de los de Ponsarnau estuvo en el rebote ofensivo, que permitió segundas opciones a los rusos que gracias a Lockett, ausente en la Fonteta el pasado martes, redujo algo su desventaja a la conclusión del primer cuarto (16-23). El segundo período mostró unos buenos minutos por parte de ambos equipos con respuesta del Valencia Basket a cada arreón local y que permitía mantener la delantera en el marcador con un buen trabajo del juego interior de Dubljevic y Tobey (26-36). A partir de ahí, el encuentro se cerró para el Valencia Basket castigado por las faltas y por la pérdida de algo de fluidez anotadora que poco a poco metió en el choque a los de Kazan que consiguieron ganar el cuarto y dejar el choque casi igualado al final de la primera mitad (36-39).

La segunda parte amaneció con la expulsión de Dubljevic en una decisión desmesurada. El panorama se enturbió y el Unics Kazan, sabedor del zarpazo moral a los «taronja» se puso por delante (52-49). Moviendo y dosificando las piezas, Ponsarnau extrajo la mejor versión de los suyos. Los jugadores «taronja» se crecieron ante la adversidad y bajo la sombra de Van Rossom punzaron en la ansiedad de los rusos que vieron como el abismo estaba cerca (64-72). Gestión, fe y deseo marcaron la senda definitiva al triunfo y a otra final deseada. Ya ganó el título en 2003, 2010 y 2014.