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Off the record

Un buen entrenador

Sobre la figura de Jaume Ponsarnau pesa el aura -no del todo cierta- de tipo bonachón, indulgente y tolerante con sus jugadores

Los jugadores del Valencia Basket, ayer en el entrenamiento en La Fonteta. jm lópez/sd

El trabajo incansable y la voluntad de superación de la plantilla y el cuerpo técnico de Valencia Basket han provocado que el equipo taronja inicie esta noche en La Fonteta la disputa de una nueva final europea. Un éxito que parecía inimaginable a mediados de noviembre, cuando el grupo sufrió una traumática derrota en Tenerife, encajando cien puntos y encendiendo todas las alarmas. En aquel momento, una semana antes del paréntesis en ACB por la apertura de las ventanas FIBA, Jaume Ponsarnau se mantuvo en el cargo gracias a la templanza de Chechu Mulero y a la fidelidad inquebrantable de los pesos pesados del vestuario. Ellos defendieron su continuidad ante la cúpula de Hermanos Maristas.

El camino hasta llegar aquí, a pesar de todo, no ha sido sencillo. Hay un sector en el pabellón que se ha aburguesado y espera que los jugadores sublimen el baloncesto domingo sí y jueves también. A ese grupo de aficionados habría que recordarle que Valencia Basket solo ha ganado una Liga en más de treinta años.

Entre el reducto de sibaritas y los oportunistas de siempre que comenzaron a llamarle Joan Monleón en plan despectivo después de la prematura eliminación en la fase final de la Copa del Rey, Ponsarnau aterriza en este duelo contra el Alba Berlín sin el favor de la totalidad de la grada.

Lamentablemente, le ha sucedido como a Pedro Martínez, quien tomó la decisión de marcharse después de una sonora pitada tras una derrota contra UCAM Murcia en La Fonteta. Semanas más tarde, el equipo ganó la ACB. Ya conocen el resto de la historia.

Sobre la figura de Jaume Ponsarnau pesa el aura -no del todo cierta- de tipo bonachón, indulgente y tolerante con sus jugadores. A menudo tiende a confundirse la permisividad con el diálogo. Porque, indiscutiblemente, esta es una de las virtudes del técnico taronja. Su capacidad de empatía con el vestuario, su permanente disposición a escuchar. Por eso le defendieron en su día profesionales íntegros como Fernando San Emeterio, Rafa Martínez o Sam Van Rossom. Por eso y porque le consideraban -y siguen considerando- un entrenador preparado para llevar a Valencia Basket a lo más alto.

No se equivocaron. El equipo está a dos victorias de ser campeón de la Eurocup y, por ello, de regresar a la Euroliga. Cuando suceda, quizá alguno se dé cuenta de lo complicado que es entrenar al primer nivel y del mérito que ha tenido Ponsarnau. Un tipo excepcional pero, fundamentalmente, un buen entrenador. Si no, no habríamos llegado hasta aquí.

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