La afición del Valencia Basket es una especie en aumento. La presencia de seguidores «taronjas» ayer, en el centro de la ciudad, fue mayor que la de los 6 anteriores títulos. La parroquia crece. Es irrefutable. Un síntoma inequívoco de que la apuesta de los hermanos Roig por consolidar a un equipo de baloncesto en la elite va por el mejor camino. La gente del Valencia Basket dirigió ayer sus mayores elogios al capitán, Rafa Martínez, toda una institución del club. Se ha ganado el cariño no sólo de los hinchas del equipo de baloncesto, también de la ciudad. Al catalán de Tàrrega, de 37 años, se le venera como a un valenciano más. Tanto desde el palco instalado en el Palau como en el balcón del Ayuntamiento, su nombre fue el más coreado. También fue elogiado por la concejala de deportes de València, Maite Girau, en la recepción consistorial: «Rafa Martínez merece una mención especial. Es el jugador con más Eurocups del mundo», dijo.

La primera parada del circuito triunfal fue la Basílica de la Virgen, donde el club ofreció su séptimo título a la Geperudeta. No se sabe si fue casualidad, pero el arzobispo de València, Antonio Cañizares, encargado de la homilía, vistió con gorro y estola de color naranjas. El templo, por cierto, estaba repleto. En primera fila, en el centro, Juan Roig y su mujer, Hortensia Herreros, presidieron la visita junto a Fernando Roig.

El Valencia Basket ofreció el título a las instituciones locales y autonómicas y lo hizo acompañado por cientos de seguidores que tiñeron de naranja el centro de la ciudad. La expedición salió de La Fonteta en dos autobuses. También les acompañaban a una banda de música con la que recorrieron el tramo hasta la Basílica.

El francés Louis Labeyrie fue uno de los más animados y desfiló junto a la banda, mientras los jugadores con una trayectoria más larga en el club como Rafa Martínez, Bojan Dubljevic, Sam Van Rossom o Fernando San Emeterio fueron los más aclamados.