Como decía Javi Calleja, esta temporada ha sido un máster en sufrimiento para el Villarreal. Tantos contratiempos, tantas dudas y tantos castigos deberían haber servido para aprender, para evitar sobresaltos de última hora. Pero el submarino se ha empeñado en tropezar siempre con la misma piedra, en estrellarse siempre contra el mismo escaparate. Ayer, cuando las torrijas de última hora ya parecían desterradas, el Huesca se empeñó en poner en aprietos al equipo amarillo. Y sólo alimentó la preocupación, porque la tragedia estuvo cerca de desencadenarse. Al final, una igualada que acerca un poco más la salvación, que no permite certificar un objetivo que, cuando está a punto de alcanzarse, siempre se escurre. Cinco puntos de distancia con el descenso, con nueve todavía por disputarse.

No supo sentenciar el asunto, en la segunda mitad, el Villarreal. El tanto de Fornals a la media hora de la función se antojaba insuficiente, mínimo. Pero los antiguos fantasmas reaparecieron. El equipo no cerraba las contras que le regalaba un Huesca echado al monte, pero sin colmillo ofensivo. Y entonces apareció el caos, y en el caos, reinó Moi para poner un centro desde la izquierda en el minuto 78. Sin marca en el punto de penalti, Chimy Ávila puede ejecutar una semivolea que igualaba la contienda.

En medio del desconcierto, la herida pudo ser mayor. Sólo dos minutos más tarde, otro centro de Moi alcanzó el área. Fue Cucho Lozano quien enganchó el remate, pero un salvador Andrés Fernández evitó la derrota.

De ahí al final, fue un ejercicio de impotencia para los amarillos. Con prisas y sin claridad, el equipo aún enganchó una en el minuto 92. Fornals salió a la contra para plantarse solo ante Santamaría, pero Javi Galán se sacrificó por su equipo para tumbarlo, a pesar de marcharse a la caseta con la roja. Trigueros no supo acertar en el lanzamiento de falta posterior.

Así se ponía el cierre a un duelo que tenía una cara muy diferente en la primera parte. Con la dinámica de tres victorias consecutivas y con el mismo once que superó a la Real Sociedad, con la única novedad de la entrada de Cáseres por el sancionado Iborra, el conjunto amarillo se hizo pronto con el dominio del encuentro. Deseaba el equipo de la Plana respirar de una vez por todas con tranquilidad, disfrutar de cómo es la vida con los deberes hechos.

Samu le puso picante al encuentro con un par de jugadas personales, pero el Villarreal no encontraba portería. Sobre el minuto 20, el duelo entró en un compás de espera, de tensión contenida. Pero fue Chukwueze, una vez más esta campaña, el que desniveló este delicado equilibrio. El africano cogió la moto para plantarse en el costado izquierdo del área visitante. Su centro-chut, repelido por Etxeita, lo transformó Fornals en gol con una rabona exquisita.

Le tocaba al Villarreal sentenciar ante un Huesca casi desahuciado de Primera División. Pero no encontró el equipo de Calleja la forma de abrochar el encuentro. Ahí se despertó el Huesca, hasta el punto de poner en peligro el punto del submarino. Un paso más cerca de la salvación, pero las sensaciones vuelven a generar dudas en el equipo amarillo.