Me encuentro en el primer avión de los dos que me toca coger hoy. El destino final es Kuwait con escala en Estambul, tan solo llevo una mochila ya que la estancia es corta, pero va cargada de ilusión, la misma con la que empecé yo hace más de 25 años y que espero transmitir a todas las niñas que vengan al 'clínic' que vamos a realizar de la mano de La Liga. Ha pasado prácticamente ya una semana del fatídico final de liga siendo nosotras uno de los dos equipos, junto al Fundación Albacete, que desciende a la nueva Primera B, y todavía me pregunto; ¿cómo se pueden tener tan presentes dos sentimientos contradictorios? ¿Cómo puede alguien sentir una profunda tristeza y frustración y a la vez estar orgullosa de lo logrado?

Quisimos reaccionar pero ya era tarde. Dejamos los deberes para hacer en las últimas jornadas y terminamos dependiendo de otros resultados y ya se sabe que cuando ocurre eso, pocas veces trae algo bueno.

Los resultados no nos favorecieron y el final, sin duda no es con el que tanto tiempo llevábamos soñando, merecimos mucho menos castigo. Lo intentamos hasta el final. Defendimos nuestra camiseta con uñas y dientes. Y es que cuando llegas aquí te enseñan a querer este escudo aunque no hayas tenido relación antes con él. Las cosas pronto se torcieron, los primeros resultados no acompañaron, y en la quinta jornada con el empate en el campo del Valencia CF creímos haber logrado ese punto de inflexión que nos daría ese impulso para no salirnos de la zona media de la clasificación.

La primera vuelta la aprobamos, dentro de lo que es ser un recién ascendido, con buena nota. La segunda sin embargo, para olvidar. Por más que queríamos las cosas no salían y aunque en esto del fútbol no creo en la suerte, alguna vez que otra nos podía haber echado un cable.

Desde que llegué a la ciudad dije que esta afición tenía algo distinto, algo especial. No es que lo sigan demostrando sino que cada día se superan con creces. Terminó el último partido, todos sabíamos que no íbamos a continuar en Primera (aunque ellos son de Primerísima) y mientras nosotras no parábamos de llorar, ellos seguían de pie en la grada animando, como lo han hecho durante toda la temporada. ¿Se puede pedir más? Solo prometerles que vamos a volver.

Y como hacia atrás no hay que mirar si no es para ver todo lo que hemos avanzado, mejor mantener los ojos bien abiertos para todo lo que nos queda por delante, y porque si lo hicimos una, ¡podemos hacerlo dos! Estaremos de vuelta Liga Iberdrola, con más fuerza que nunca y lo haremos para quedarnos.