Imagen diferente la mostrada por el Valencia Basket en este segundo encuentro de semifinales pero idéntico resultado. Los taronja, tras un gran inicio, fueron de más a menos evidenciando una vez más que han llegado 'cogidos con pinzas' a estos playoffs de la Liga Endesa. De hecho, las fuerzas y la verdadera medida de lo que es este equipo apenas duró 15 minutos. A partir de ahí Segio Llull cogió la batuta para poner el 2-0 en la eliminatoria a favor del Real Madrid. La remontada ahora, pese a que las sensaciones no sean las mejores, pasan ahora por La Fonteta. El lunes, a partir de las 21:00 horas, es la primera cita para prolongar la serie.

Sorprendió Jaume Ponsarnau de inicio al Real Madrid con un quinteto muy físico formado por Vives, Sastre, Doornekamp, Labeyrie y Dubljevic. Y no sería la única vez dentro de su planteamiento. Buen arranque del Valencia Basket, con mucha energía y generando mucha incomodidad al ataque local. Por ahí, las diferencias ya eran abismales con lo que se vio el pasado jueves. También en el marcador, con 12-8 en el minuto 5 por 20-7 que reflejaba el electrónico hace dos días.

Y es que pese a ir por detrás en el encuentro, las sensaciones en las filas taronja eran realmente buenas. Más aún cuando llegaron las primeras rotaciones con la salida a pista de hombres como Van Rossom, San Emeterio o Abalde. El Valencia Basket dominaba el rebote y comenzó a hacerse cada vez más fuerte desde atrás. A partir de ahí, con un buen movimiento de balón y alguna novedad táctica más como una zona 2-3, llegaron los mejores minutos de los de La Fonteta en el partido.

El Real Madrid, incapaz de adaptarse a lo que sucedía en la cancha, vio como su rival instauraba la primera renta clara en el marcador (14-27; min. 12). El parcial de 2-19 no dejaba lugar a la duda. Pintaban bien las cosas para el equipo taronja pero entonces llegó el 'efecto Llull'. El base balear tomó las riendas del juego y resquebrajó por completo el planteamiento del Valencia Basket.

Sus puntos (13 en este segundo cuarto) unidos a la mejoría defensiva del Real Madrid llevó a su equipo a la remontada casi en tiempo récord. El atasco en el equipo de Ponsarnau era ahora más que preocupante, pero ni siquiera el tiempo muerto solicitado por el de Tàrrega logró frenar la sangría. Un 28-9 que complicaba demasiado las cosas viendo lo que había sido la primera mitad (42-36; min. 20).

El naufragio se confirmó tras el descanso. El Valencia Basket comenzó a acusar el esfuerzo y eso lo aprovechó su rival para castigarle en cada acción. Los errores se multiplicaron y el parcial se fue hasta un 13-2 (55-38; min. 25) que dejó el choque visto para sentencia. Así de rápido, de cruel y de inmerecido. Pero la gasolina se había acabado y el equipo no daba para más.

Cierto es que nadie arrojó la toalla, pero el oxígeno y las piernas eran las que eran. Jaume Ponsarnau, viendo lo que pasaba, movió el banquillo en busca de soluciones. Y las encontró, al menos de manera puntual en hombres como Will Thomas o Vives (63-52; min. 29). Fue la última opción para la esperanza porque acto seguido una canasta de Ayón, y un robo de Thompkins que acabó en triple de Campazzo sobre la bocina, la echaron definitivamente por tierra (68-52; min. 30).

El último cuarto, pensado ya en el partido del lunes en Valencia, sirvió para muy poco más allá de para confirmar el orgullo de un Valencia Basket que en ningún momento se quiso dejar ir pero cuyo depósito ha llegado en reserva a estas semifinales. Tocará remar en La Fonteta y, viendo el amor propio de este equipo y el apoyo que va a recibir de su afición, cualquier cosa es posible.