El grito de Rafa Martínez por parte de la grada ha sido el epílogo a la temporada del Valencia Basket. Con un gran partido en el que salió a relucir la mejor imagen de los de Jaume Ponsarnau, el Valencia Basket cerró una campaña de sobresaliente y ofreciendo una imagen reconocible. Peleó ante un gran rival y ante unos árbitros mareantes. No bastó. La Fonteta apagó sus luces por esta temporada.

El Valencia Basket inició el encuentro suelto y con ganas de enganchar a la afición desde el principio con dos triples que abrían la opción de conseguir el triunfo (10-3). Pese al gran trabajo defensivo, ciertas decisiones arbitrales perjudicaron a los «taronja» que vieron como el Real Madrid se entonó con el lanzamiento exterior de Rudy Fernández o Taylor para tomar el mando aunque el trabajo interior de Tobey dejó el marcador ajustado al finalizar el primer cuarto (19-20). El equipo de Ponsarnau mostró una imagen de solidez en el segundo período. Con un férreo trabajo atrás y tratando de correr, los valencianos comenzaron a retomar el ritmo del encuentro liderados por un Will Thomas que recordó a su mejor versión (34-28). Con el juego encaminado a un nivel físico muy alto el Valencia Basket se vio perjudicado tras ser sancionado Vives con tres faltas personales. Pese a ello, empujados por la Fonteta se consiguió llegar al descanso por delante y sobre todo con una muy buena imagen (38-35).

El paso por los vestuarios exhibió por completo las limitaciones de los tres colegiados que no estuvieron ni de lejos a la altura de una semifinal de liga. Una técnica a Doornekamp encendió la mecha para perder totalmente el control del partido con criterios desconcertantes y que enervó a la grada. En ese convulso escenario el Real Madrid se movió mejor gracias a los puntos de Rudy Fernández y Randolph (51-57). Era el momento de mantener la calma y de girar la dinámica y para ello emergió Dubljevic. El montenegrino, algo oscuro en los dos choques de la serie, anotó tres triples que revitalizaron a los suyos aunque no sirvió para llegar por delante con sólo un cuarto por jugar (60-63).

El Real Madrid demostró solidez en el último cuarto aunque el Valencia Basket siguió empeñado en seguir remando una y otra vez. Van Rossom mostró el camino para lograr una nueva vida tras un triple estratosférico (78-79). Con todo equilibrado los detalles marcaron la diferencia. El equipo de Laso manejó mejor la situación y ganó. Fin a la buena temporada de los taronja.