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Análisis

El gol en el Villamarín y el homenaje a Ortí como imágenes icónicas

Con una carrera revitalizada por Marcelino, Rodrigo se marcha por el doble de lo que vino hace cinco años

Rodrigo, con la peluca naranja de Ortí. sd

Rodrigo Moreno deja un notable legado en el Valencia. Tanto por su nivel deportivo, decisivo sobre todo en las dos últimas temporadas, como también por el rendimiento económico, que le encumbra como el traspaso más grande la historia. Después de cinco temporadas en el club, se marcha al Atlético de Madrid por el doble de lo que vino en 2014 (30 millones de euros) como el primer fichaje de relevancia de Peter Lim. Por encima de las cifras, de los 52 goles en 186 partidos oficiales, o de la idoneidad de un traspaso que deja muy contrariado a Marcelino, al delantero hispano-brasileño se le recordará por dos imágenes de calado icónico. La primera, su gol al Barcelona en la pasada final de Copa, que dejaba en franquicia el título para el Valencia. La segunda, más sentimental, con su gesto el 26 de noviembre de 2017 de homenaje a la figura de Jaume Ortí, cuando tras marcar (también al Barça) se colocó la peluca naranja que inmortalizó el presidente del doblete, fallecido días antes del partido.

Ese detalle despojó definitivamente a Rodrigo de la pesada etiqueta de «futbolista Meriton». A pesar de no tener ningún vínculo generacional ni haber jugado en aquel Valencia, el delantero se quedó muy impactado en la visita a la capilla ardiente de la devoción que despertaba el carismático dirigente de Aldaia. Y supo, conversando con sus familiares, la historia de la peluca naranja con la que se celebró el «alirón» de 2004. Tras salir del tanatorio, Rodrigo compró una peluca y antes del encuentro se la entregó a David Vassilev, jugador del Infantil A que ejercía de recogepelotas. Tras marcar su gol, fue a buscarle para brindar una espontánea fotografía llena de humanidad, que Mestalla nunca olvidará.

Por lo demás, a Rodrigo se le puede considerar un producto típicamente valencianista, en parte, por los contrarios y acérrimos que ha convocado a su alrededor. No ha sido un futbolista que cause indiferencia. Después de una excelente primera temporada, en las dos siguientes acusó, como otros muchos jugadores, el colapso del proyecto deportivo de Lim, además de sufrir una fractura de tobillo en el invierno de 2017. La llegada de Marcelino revolucionaría su carrera. Sobre Rodrigo y Parejo, el técnico asturiano confió el liderazgo sobre el campo de su proyecto, y han sido las dos piezas que más incidencia colectiva han tenido en una regeneración deportiva que queda de nuevo expuesta a olvidadas convulsiones.

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