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La historia de Moha

"El rugby me ha dado esperanza"

«Ayudar a los refugiados es un acto de humanidad, nadie toma ese riesgo en calma y paz»

"El rugby me ha dado esperanza"

A pesar de todas las contingencias vividas con 23 años, la voz de Mohamed Sannoh alberga inocencia, suena confiada. De niño soñaba con ser médico, una profesión muy necesaria y que escasea terriblemente en su país, Sierra Leona, devastado por la epidemia de ébola de 2014 y donde la huella de décadas de guerra civil siguen condicionando el día a día, aunque el fin del conflicto date de 2002. «Mi ilusión desde pequeño era ser médico. Estudiaba, pero también debía trabajar para poder comer. Tenía nociones, pero entrar en Medicina en Sierra Leona es muy caro y mi familia no se lo podía permitir. Por eso lo dejé».

Moha pide que se detenga la grabación cuando se le pregunta por las causas que motivaron su marcha en 2015, dejando atrás familia y sueños, en una travesía llena de sacrificios para convertirse cuatro años después en el ala del equipo B de Les Abelles, y haber logrado el asilo político en España, donde llegó en patera en febrero de 2018. «Tardé tres años en poder cruzar África. Desde Sierra Leona partí a Guinea Conakry, de allí, paso a paso, fui a Mali. De Mali a Argelia, y a Marruecos. Y desde Marruecos en patera a España. En cada nación tuve que parar un tiempo para ahorrar dinero e ir al siguiente país. Llegué a València el 20 de febrero de 2018. Sin amigos, ni familiares. Llegamos quince personas en patera, nos conocimos en Marruecos. Llevo aquí un año y siete meses».

«Su sonrisa y generosidad nos da vida, es abierto y extrovertido, esperemos que su caso no sea el único y que nos reafirmemos en el futuro como un club deportivo, social y humanitario», señala Gemma Olmos, la responsable de prensa de Les Abelles Rugby Club. El gerente Leo Méndez y el vicepresidente Santiago Santmartí, ambos sin camisa, dejan por un momento de fregar el gimnasio del campo Jorge Diego «Pantera» para abrazar y saludar a Moha, que llega puntual a la entrevista.

Un refugiado se abre paso en València a través del rugby

Un refugiado se abre paso en València a través del rugby

De la misma manera que el rugby fue usado por Nelson Mandela como estrategia de superación social del Apartheid en Sudáfrica con el Mundial de 1995, para Sannoh ha acabado representando «una esperanza» que jamás imaginó, para él y otros siete refugiados africanos que el club de Quatre Carreres ha federado a partir de la colaboración con Cruz Roja y Cáritas, y con el importante respaldo financiero de la Fundación Trinidad Alfonso. «En Sierra Leona hay más afición al fútbol y al voleibol, pero el rugby se practica poquísimo. Fue difícil al principio, empezando por la forma de la pelota, y que hay que avanzar líneas pasándola para atrás. En dos meses aprendimos las reglas y el juego».

Los valores de compañerismo y colectividad que se desprenden del rugby han ayudado a Moha y al resto de refugiados, a quienes siempre ayuda y de los que tira con cierta aura carismática, a integrarse en la sociedad valenciana: «Nos dieron la oportunidad a ocho refugiados. El rugby me ha dado esperanza y amistad. Todo lo que hemos necesitado nos lo han proporcionado desde Les Abelles. ¿Que no tienes botas? Al día siguiente las tienes nuevas y de la talla que necesites».

Moha pone rostro a la diáspora sierraleonesa, que se calcula en un 30% entre la población con estudios del país, y también personifica el drama de los migrantes que cada día se juegan la vida en el Mediterráneo. A los tres meses de vivir en València, con una base sólida de castellano, Moha se prestó voluntario para ayudar como traductor en la coordinación de la llegada del Aquarius, con 630 náufragos a bordo: «Una amiga, casi hermana para mí, de Cruz Roja, me dijo que con los cuatro meses que llevaba aquí ya me manejaba en español y podía ayudar en la llegada del Aquarius. Me ofrecí voluntario. Sé inglés y, por vía materna, francés. Conocí a tres compatriotas de Sierra Leona que llegaron con el Aquarius».

«El mundo necesita ayuda»

El debate político que se ha instaurado en los países mediterráneos europeos para abordar la cuestión migratoria, con la posición radicalmente contraria a la acogida de migrantes por parte del ministro del Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, o las consideraciones del Ejecutivo español respecto al «permiso para rescatar» que han mantenido atrapado en el mar al Open Armas durante 19 días con un centenar de refugiados a bordo, causa cierta sorpresa incrédula en Moha. El jugador de Les Abelles, siempre con un tono muy respetuoso, opina que hay que desligar toda connotación ideológica de esta problemática y anteponer la empatía: «Actuar a favor de los refugiados es una cuestión de humanidad. Nadie toma un riesgo así con calma y en paz. Si vives bien y en tu país, no vale la pena hacer todo lo que realizado para llegar aquí. Es una travesía dura. No sé lo que piensan los políticos, sé que el mundo necesita ayuda, esa es la verdad».

Sannoh no se atreve a definir si su caso puede ser «un espejo» para otros refugiados africanos, aunque sí cree imprescindible, pese a las necesidades muchas veces difíciles de sobrellevar, tener «paciencia»: «Es importante que se cruce gente que sea importante en tu camino. No solo hay que llegar a Europa, sino saber qué quieres hacer aquí. Una vida sincera te ayuda a sobrellevar el futuro. Si llegas a un nuevo país sin prisa, queriendo aprender, te llegan las oportunidades. A veces nos traicionan las prisas y los planes salen mal. Yo empecé aprendiendo el idioma, lo creí esencial para integrarme con los españoles. En siete meses ya lo hablaba súper bien. No es fácil, hay que aguantar. Si logras adaptarte, vendrán más cosas. Si soy buena persona, me ayudarás seguro». «No he querido irme de València. La ciudad me gusta, las personas que he conocido se han portado muy bien conmigo. Quizá otros refugiados han tenido otras experiencias, pero la mía en València ha sido grata», añade.

Después de salir de su casa en Sierra Leona hace cinco años, Sannoh esboza una sonrisa para hacer balance de su etapa en València. «Me acogió durante tres meses Cruz Roja, aprendí muchas cosas. Con ellos he establecido un vínculo que es familiar. Seguimos en contacto, conservo muchos amigos y si me necesitan para cualquier cosa me llaman. Luego pasé a Cáritas y sigue viviendo con ellos. Gracias a la Cruz Roja pude contactar con Les Abelles». Este mes de agosto logró el asilo político y también un empleo, gracias al exjugador de Les Abelles Pepe Castelló, que lo ha contratado como vigilante de seguridad en uno de los hoteles en construcción de su empresa, Valencia Flats. Desde la estabilidad alcanzada, Moha ve el futuro con optimismo. A partir de las redes sociales ha logrado retomar el contacto con amigos de Sierra Leona, aunque aún no con su familia. «En 19 meses he aprobado la ESO y me apunté a una formación profesional de instalaciones eléctricas y automáticas en Faitanar. Era mi sueño y sigo en él, no me rindo, y lo hago con el deporte».

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