Fijo desde Roma'60, el hockey español volverá a competir en los Juegos de Tokio 2020 y lo hará con sus dos selecciones, la masculina, una de las que más participaciones consecutivas tiene en deportes de equipo, y la femenina, que desde Barcelona'92 solo se perdió los de Londres 2012. Este fin de semana los dos equipos solventaron en València las eliminatorias preolímpicas ante Francia y Corea del Sur y aseguraron la decimosexta participación masculina, superada solo en el ránking de presencias consecutivas de equipos por la selección india de este mismo deporte (18), la de waterpolo italiana (19) y la de hockey hielo estadounidense (21).

Clásico en los Juegos, el hockey ha aportado cinco medallas al palmarés olímpico español. El oro femenino de Barcelona'92; las tres platas que la selección masculina se colgó en Pekín'2008, Atlanta'96 y Moscú'80 y el bronce que previamente ganó en su estreno en Roma'60.

Después de una complicada eliminatoria masculina contra Francia, resuelta con un empate y una victoria ayer, y otra desequilibrada desde el principio para las españolas contra Corea del Sur, las plazas olímpicas cierran un gran año en el que España subió por partida doble al podio del Europeo de Amberes el pasado agosto.

Allí, los chicos fueron plata, meses después de su decepcionante eliminación en la primera fase del Mundial de la India, y las chicas bronce, un metal que también ganaron el año anterior en el Mundial de Londres.

Pero estos resultados, los mejores desde hace una década, no evitan que para el hockey sea una necesidad estar en los Juegos. «Si no estás son cuatro años de vacas flacas y el hockey lucha para mantenerse como deporte de equipo olímpico arriba».

Lo reconocía hace no mucho Santiago Deó, el presidente de la Federación Española, que ha dado prioridad a la clasificación olímpica hasta el punto de retrasar el comienzo de la liga de esta temporada hasta el desenlace del preolímpico, cosa que no han hecho otros países. Además de escaparate, los Juegos son un importante soporte económico para el hockey en España, donde los jugadores hacen compatible lo que parece imposible: compaginar estudios o trabajo con la práctica de un deporte al más alto nivel sin ser profesionales.

La clasificación para Tokio esconde tres años de intenso trabajo y una larga preparación, con concentraciones casi mensuales y un sinfín de amistosos y competiciones, difíciles de encajar en el día a día de una ingeniera aeronáutica, como Georgina Oliva, mejor jugadora del Europeo y finalista al premio de la Federación Internacional como la mejor de 2018.

Tampoco en el de su hermano Roc, que ha regresado a la selección para el Preolímpico tras dejarla un tiempo por motivos profesionales, o en el de Quico Cortés, consultor y a la vez enorme portero, igual que María Ángeles Ruiz, la guardameta que ejerce como fisioterapeuta. Ellos reflejan el perfil de los internacionales que han logrado la plaza.

Cortés y Oliva son uno de los cuatro subcampeones de Pekín 2008 que sigue en la selección, junto a Sergi Enrique y David Alegre, de vuelta también para el Preolímpico con la «complicidad» de su jefe, ante la posibilidad de vivir sus quintos juegos.

Y al frente de unos y otros están el inglés Adrian Lock, que comanda a las chicas desde principios de 2013, y el francés Fred Soyez, que hace lo propio con los chicos desde finales de 2014. El primero fue entrenador de la sub'21 femenina previamente y el segundo jugador del Club de Campo madrileño.

Cambios generacionales aparte, los dos han podido tirar del talento tradicional del hockey español para llevar a Tokio a dos equipos competitivos en los que serán sus segundos Juegos como técnicos, los decimosextos de los chicos y los séptimos de las chicas dispuestos a volver a un podio al que España ya ha subido.