Tenía que llegar, y llegó. Por fin. El Valencia Basket sumó este viernes su primera victoria en la Euroliga ante un combativo ASVEL Villeurbanne. Tocó sufrir, no podía ser de otra manera, pero la lata ya está abierta. Ahora es cuestión de seguir ganando en confianza y creciendo en la pista. Emotiva, por otra parte, la ovación que recibió Antoine Diot por parte de de una Fonteta puesta en pie y que emocionó al base galo en su regreso a Valencia tras cuatro campañas defendiendo la elástica taronja. El base, por cierto, fue el mejor de los suyos firmando una actuación espectacular en muchas facetas del juego. Inteligencia y enorme producción.

Arrancó bien el Valencia Basket gracias, en gran medida, a su alta efectividad ofensiva (8-3; min. 4). Sin embargo, poco duraría la alegría. Los despistes defensivos y esa inconsistencia a la que acostumbra el equipo desde que comenzó la temporada permitieron al ASVEL darle la vuelta al choque. Un parcial de 0-7 liderado, precisamente, por Antoine Diot volvió a sacar a la luz las carencias de los locales, a los que ni siquiera las rotaciones les hicieron cambiar el ritmo y adueñarse del encuentro (8-10; min. 5).

Sólo Ndour, por momentos, transmitió esa energía y agresividad que tanto se está echando de menos en la Euroliga. La última jugada del cuarto fue el mejor ejemplo pues, con la posibilidad de hacer hasta tres faltas antes de llegar al bonus y así frenar el ataque galo, ningún jugador fue capaz de hacerlo. Nadie metió la mano y Noua anotó con relativa comodidad sobre la bocina para cerrar el acto con ventaja (16-18; min. 10). Preocupante la falta de solidaridad y, sobre todo, de concentración.

Los de Zvezdan Mitrovic comenzaron el segundo cuarto con la segunda unidad en pista. Una buena oportunidad para que los locales dieran un golpe sobre la mesa. No hubo manera. Y eso que tras un triple de Dubljevic que devolvía la delantera a los taronja tras varios minutos a remolque (23-22; min. 13), parecía que el encuentro podría dar un vuelco. Lo cierto, sin embargo, es que ningún equipo transmitía demasiado sobre la cancha.

Al margen de los errores en el tiro libre, el Valencia Basket echaba mucho de menos la posibilidad de correr. Faltaba alegría en el juego y así era muy complicado. Afortunadamente, dos triples de San Emeterio contrarrestaron la buena labor Jean-Charles en la pintura. Entre el ala-pivot y Diot anotaron 20 de los 36 puntos del cuadro francés al descanso (35-36; min. 20). Más que una pista de hacía donde debía orientarse la defensa local tras el paso de los vestuarios, al margen de aumentar en intensidad.

Lo entendieron los jugadores de Ponsarnau, tanto la parte de la intensidad con Ndour como máximo exponente como la de que era necesario buscar canastas fáciles al contraataque en cuanto hubiera la más mínima ocasión (44-41; min. 25). El Villeurbanne acusaba los minutos de descanso de Diot, circunstancia que permitió al Valencia Basket instaurar su máxima renta hasta ese momento (50-45; min. 27) y que La Fonteta se metiera por fin en el encuentro.

A pesar de que el arbitraje fue de todo menos 'casero', los locales lograron llegar con mucho sufrimiento cuatro arriba al último acto (56-52; min. 30). Ventaja suficiente para que la afición se volcara y el equipo se quitara la presión de encima con sus mejores minutos en el encuentro (63-55; min. 32). A Mitrovic no le quedó otra que pedir tiempo muerto para buscar soluciones antes de que fuera demasiado tarde para el ASVEL.

Lo que no sabía por entonces es que ya lo era. En ello fue clave el desparpajo ofensivo de Quino Colom, amo y señor del partido en esos instantes (71-62; min. 36). Sentó Ponsarnau en ese momento al andorrano para dar entrada a Vives. Fueron apenas un par de minutos. Regresó por Marinkovic para, junto a Vives, acabar de dormir el partido y certificar la primera victoria en la Euroliga. Todo un balón de oxígeno para un Valencia Basket necesitado de confianza de cara a los próximos compromisos.