El triunfo ante el Bayern tuvo continuidad con otro contendiente enfrente y confirmó que el Valencia Basket está tomando velocidad. El cuadro «taronja» redimió los dos últimos tropiezos ligueros con una victoria sin paliativos ante el Zaragoza al que no dio opción desde el salto inicial. Ponsarnau otorgó confianza a Abalde y Ndour, que apenas jugaron el pasado viernes ante los alemanes, y ambos con una magistral dirección de Vives se bastaron para destrozar a un Zaragoza, que llegaba en la parte alta de la tabla y que pese a que lo intentó no encontró la manera de superar a un bloque firme, decidido y que sabía muy bien lo que debía hacer en cada momento. El riesgo de poder llegar tarde a esta campaña, sobre todo en la Euroliga, aún existe, pero con estos dos partidos se demuestra que los detalles a pulir empiezan a aflorar en la cancha y que poco a poco se reconoce al equipo. En lo clasificatorio, el Valencia Basket ha aprovechado la jornada para dar un salto cualitativo y volver a presentar sus credenciales para estar en la Copa del Rey de Málaga. Todavía queda mucho por pelear, pero parece que la línea escrita ante el Bayern se ha remarcado todavía algo más y que además con la Fonteta, ha vuelto ese embrujo que hizo especial a este club de los éxitos y los títulos. Quizás se pronto para sacar pecho, pero también para encarnizarse en haber pedido cambios cuando no tocaba.

El arranque del encuentro mejoró las prestaciones del equipo respecto al choque ante el Bayern. Con un gran trabajo colectivo en un equilibrio casi perfecto entre la defensa y el ataque los «taronja» encontraron la manera de abrir brecha en el electrónico y tomar el mando absoluto con un gran Dubljevic (17-7). Las rotaciones no mermaron el rendimiento de los valencianos que con intensidad en el rebote y un dominio total ampliaron su ventaja en el tramo final del primer cuarto, el mejor de esta campaña (25-11).

El segundo período ni mucho menos mermó la voracidad de un equipo liberado y desmelado. Abalde, con ganas de demostrar su capacidad aportó un gran trabajo en la zona con los rebotes mientras que desde fuera Tobey, Motum o Colom bombardeaban sin remisión a un Zaragoza noqueado (43-18). Las rotaciones de Ponsarnau no daban un soplo de aire fresco a los aragoneses que puntualmente con Radovic o Benzing encontraban puntos aislados. Con Vives afianzado en la dirección, el Valencia Basket volvió a apretar en el tramo final de la primera mitad para llegar con el choque bien encarrilado antes de irse a los vestuarios (53-29).

Segunda parte sin historia

Con el ánimo de no dar ninguna opción a la sorpresa o reacción al Zaragoza, el cuadro de Ponsarnau salió dispuesto a remachar la faena y con el mismo afán logró alcanzar su máxima renta tras un triple de Marinkovic (67-37). El conjunto de Fisac trató de evitar una derrota de envergadura y concatenó su mejor parcial en todo el duelo con un 0-8 que provocó que Ponsarnau reactivara de nuevo a los suyos (67-45). Abalde, el mejor jugador de los «taronja» siguió firme en su labor y con otro fugaz recorrido en los últimos tramos del tercer capítulo, el Valencia Basket dejó todo resuelto con sólo diez minutos por disputar (77-51).

El último cuarto mostró a un Valencia Basket que trató de dosificar los minutos y el esfuerzo de cara lo hecho y a lo que tiene que llegar. Ennis y Seeley, desaparecidos hasta ese momento trataron de limpiar sus estadísticas con acciones individuales que les servían para bien poco (86-71). Este mejoría des aragoneses les sirvió para poder ganar el único parcial del encuentro aunque no inquietar en lo más mínimo a un triunfo más que asentado en la Fonteta y que le ha tomado el dulce gusto por ganar y que pudo de nuevo, como ante el Bayern, aplaudir cada cambio del entrenador y a los diferentes jugadores que iban entrando y saliendo al choque. Nueva dosis de confianza para un bloque que comienza a creer y que empieza a mostrar sus credenciales de estar mucho más arriba de lo que de momento ha mostrado la clasificación tanto en España como en Europa. La línea ascendente debe seguir.