El rugby valenciano necesita una plataforma de unión, porque tiene una de las mejores canteras y le perjudica la atomización de los clubes». Lo dice Fermín de la Calle, uno de los paladines del deporte del oval, el impulsor del rugby moderno en España. De la Calle protagonizó ayer la mesa redonda que organizó el club Les Abelles, junto al presidente de la entidad, Antonio Márquez, y el presidente de la federación valenciana, José Luis López, entre otros.

«El principal problema que tiene Valencia, en todo caso, es de instalaciones. Hay mucha cantera, que es la clave de la salud del rugy, hay nivel competitivo. La apuesta de los clubes valencianos es la cantera, no se gastan dinero en traer jugadores de fuera para subir al equipo, eso lo hacen equipo de otras regiones y acaban mal, porque al año siguiente están endeudados. El rugby valenciano tiene muy salud, como se ve en el número de jugadores en las selecciones inferiores», explica De la Calle, que aprovechó su presencia en el polideportivo Quatre Carreres, sede de Les Abelles, para firmar su libro Con fina desobediencia. Una obra que explica el rugby a través de 82 pequeñas historias.

Cuatro equipos valencianos (Les Abelles, CAU, Rugby Club Valencia y ANDEMEN Tatami) compiten en División de Honor B, nada menos. No es una cuestión de cantidad. «Los del rugby tenemos que mirarnos el ombligo. A veces no somos capaces de reunirnos entre nosotros porque hay rencillas del pasado. No sólo para en València. Valladolid es un ejemplo. Los dos grandes equipos han estado mucho tiempo peleados y ahora han montado una plataforma (Rugbya) y ahora son mucho más fuertes», añade De la Calle sobre la fragmentación de los equipos de València.