¿Y después de Rafa... qué?. Esa es la gran pregunta que persigue al tenis español, embriagado de felicidad tras lograr el domingo por sexta vez la Copa Davis al vencer en la final al conjunto de Canadá por 2-0, con un Rafael Nadal imperial, que a sus 33 años compite todavía con la fuerza y pujanza de un jovencito, con la experiencia de sus 18 años en el circuito. En la Caja Mágica, Nadal dejó de manifiesto que solo su presencia y potencia en la pista bastan para intimidar a sus rivales, y derribar barreras que parecían infranqueables cuando el primer sorteo de las Finales de la Copa Davis tuvo lugar en la Comunidad de Madrid y el conjunto español quedó enclavado en el Grupo B, junto con Croacia y Rusia.

En la Caja Mágica, Nadal ha ganado los ocho partidos en los que ha competido. Cinco individuales y tres de dobles. En los primeros no cedió un set. En los de parejas, donde ha formado dos veces con Marcel Granollers y otra con Feliciano López, solo se dejó una manga en el camino. Fue el revulsivo, el «solucionador», el jugador que encendió la mecha cuando por la mente de todos pasó la imagen de la derrota. «Tenemos ya una edad y necesitamos un relevo», dijo categórico. Por suerte estamos ganando pero confiamos en los jóvenes que vienen porque a nosotros se nos va acabando la vida deportiva. Hay que confiar que España saque jugadores», advirtió. Su mensaje no fue tan drástico como cuando España ganó en Sevilla en 2011 a Argentina en la final. Allí, Nadal, David Ferrer (ahora ya retirado), Feliciano López (ahora con 38 años) y Fernando Verdasco (sin contar para Bruguera) anunciaron un «fin de ciclo y fin de fiesta». Y también el líder del equipo reclamó que un relevo debía llegar y cuanto antes.

Por su parte, Roberto Bautista afirmó que su padre, fallecido el viernes, le habría dado «un tirón de orejas» si no hubiese vuelto a Madrid para estar con el equipo. «Fue muy difícil», admitió. «Cuando cogí el coche para venir, lo último que tenía en la cabeza era jugar», confesó. Solo regresó «para ayudar y apoyar al equipo». «Pero ya en la final mi cabeza tenía ganas de afrontar ese partido, y por suerte ha salido bien», dijo sobre su victoria ante Auger-Aliassime. Bautista agradeció la confianza al capitán y a sus compañeros: «No sabía si podía dar la talla, pero he dejado todo ahí».