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Que la fuerza del crossfit te acompañe

Las mujeres se animan con este deporte que combina cargas de peso con cardio y celebran que el ideal de belleza femenino cambie: "Me sienta bien y no me preocupa estar cachas"

Que la fuerza del crossfit te acompañe

"La idea es que un atleta de élite y un ama de casa, por ejemplo, hagan el mismo tipo de entrenamiento pero en diferente grado". Ésta es la esencia del crossfit, una disciplina en auge que, pese a que consiste en ejercicios de alta intensidad, se ha marcado como objetivo llegar a todos los públicos. El box -nombre del espacio donde se practica este deporte- de La Tenderina (Oviedo) es muestra de ello: hombres y mujeres comparten ejercicios y ganas de superarse.

El crossfit -una combinación de entrenamientos de fuerza, con trabajo gimnástico y ejercicio aeróbico- no entiende de sexos. Entiende de esfuerzo. "Es un entrenamiento superintenso y, al principio, cuesta un poco de trabajo seguirlo", apunta Elsa Rodríguez. Desde los siete años compitió en patinaje artístico a nivel nacional e internacional, pero tuvo que dejarlo por trabajo. Entonces descubrió el crossfit, que le abrió un mundo nuevo: "He conseguido aumentar mi capacidad de superación porque exige esforzarse al máximo; no tienes opción a venir y no sudar". La expatinadora libera la mente con este deporte, y no le importa que en su casa le hayan dicho eso de "no es un deporte femenino" o "no te pega". Ella lo tiene claro: “Estoy superanimada y me veo con más energía en el día a día. En general, me sienta bien y no me preocupa estar cachas”.

A Marta Ordóñez, alumna de crossfit y jugadora en el Oviedo Balonmano, tampoco le importa que se marquen sus músculos. Por suerte, subraya, el concepto del ideal de belleza femenino está cambiando. Entrena todos los días y su capacidad física en los partidos de balonmano "ha mejorado muchísimo" gracias al crossfit. El tipo de entrenamientos es buen complemento para deportistas. Sdenka Ojeda es otro buen ejemplo. Con quince años es campeona de halterofilia en España. Entrena dos horas diarias, se esfuerza al máximo y celebra la inclusión de las mujeres en deportes considerados para hombres: "Últimamente en halterofilia se apuntaron muchas chicas y estamos ahí rivalizando con los chicos ya".

Aunque en las clases de crossfit no todos son atletas, a Fran Badiola, entrenador del box de La Tenderina, le gusta llamarlos así. Los anima en cada ejercicio como si los preparase para una gran competición y conoce muy bien a cada alumno. Ahí radica -dice- la diferencia entre su sala de entrenamiento de crossfit y un gimnasio convencional. En sus clases de una hora de duración sólo hay doce personas: "Me sé el nombre de todos y sé, por ejemplo, quien tiene molestias en el hombro porque trabaja de carnicero y está todo el día cortando chuletas".

Lo reconoce: el crossfit está en auge. Lo que no entiende es que todo el mundo lo relacione con volcar ruedas de camión. "Es un topicazo; se ha extendido la idea de que el crossfit es levantar neumáticos, hacer carreras de obstáculos y tirarse por el barro, y no es así". Este método de entrenamiento combina tres formas de trabajar. Uno: se entrena fuerza con levantamiento de pesos y ejercicios de halterofilia. Dos: se hace un trabajo gimnástico con el propio cuerpo (planchas, dominadas, sentadillas o saltos). Tres: ejercicio aeróbico (comba, carreras o bicicleta). Los ejercicios se combinan entre sí en bloques de trabajo que siempre están supervisados por un monitor. La vigilancia de un profesional es vital en cualquier disciplina, pero en el crossfit más aún.

Sobre esta práctica pesa la creencia de que causa más lesiones que otro tipo de entrenamiento. A juicio de Badiola, es sólo otro mito más que hay que romper. "La gente no se lesiona más aquí que en otras disciplinas", explica. La clave: "Ponerse en manos de personas que sepan guiar el entrenamiento de forma correcta". Él explica los bloques de ejercicios sobre una pizarra, muestra a sus alumnos la forma correcta de hacerlo y les va corrigiendo mientras lo hacen. La actividad es frenética, pero los movimientos han de ser precisos.

"A mayor intensidad del ejercicio, más riesgo de lesiones". Ésta es la visión Hugo Castellanos, decano del Colegio de Licenciados en Educación Física de Asturias. Para evitar daños en la musculatura es vital el "conocimiento técnico" del ejercicio, que sólo puede dar un personal cualificado. Los instructores de crossfit coinciden en la necesidad de ponerse en manos de profesionales.

"Al tratarse de ejercicios con peso, algunos de ejecución técnica elevada y de alta intensidad, si pueden tener un riesgo más elevado de lesiones, pero hay que adaptarlo a las condiciones de cada participante", explica Carlos Menéndez, coordinador deportivo en el gimnasio Go Fit de Oviedo.

¿Por qué eligen los usuarios entonces un deporte tan exigente e intenso? Por los resultados. Aunque sus efectos en el físico dependen del número de entrenamientos semanales, la constancia y la dieta, "unos ganan músculo, otros adelgazan y los hay que consiguen ambas cosas", indica Menéndez. Quienes lo practican coinciden: han ganado mucha fuerza física, y eso de superarse en cada entrenamiento engancha y motiva.

Apóstoles Fakós, el alumno más veterano del centro, con 42 años, llegó al box con la intención de ganar agilidad y, al final, "me gustó y empecé a competir". Es el mayor de todos, pero "les meto caña a los jóvenes", bromea. Para ello, tiene que hacer sacrificios: "A parte de lo que tienes que entrenar, tienes que cuidar la alimentación y dormir las horas que tienes que dormir". Sacrificio a cambio de que la fuerza te acompañe.

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