El Valencia Basket cerró el 2019 en un momento de forma más que óptimo y respaldado por dos grandes triunfos que reafirman sus objetivos. Si en la Euroliga, las opciones de «playoff» se mantienen intactas, en la Liga Endesa la victoria frente al Tenerife fortalece la plaza copera de Málaga. El conjunto de Ponsarnau aprovechó el excelso momento de forma de Dubljevic y un último cuarto colosal de Abalde para superar con un buen «average» a un Tenerife correoso y peleón que vendió cara su derrota. El encuentro además tuvo una apertura emotiva con un recuerdo al delegado arbitral del club Martín Lavarta, que se encuentra peleando contra un cáncer, por parte de los dos equipos.

El choque comenzó eléctrico con muy buenos minutos por parte de los dos equipos. Van Rossom y Huertas ejercieron de buenos guías lo que propiciaba que sus compañeros se aprovecharan de ello. El Valencia Basket con las ideas más claras, aplicó un baloncesto eficaz para tomar la delantera en el marcador (17-11). Los movimientos en el banquillo mejoraron al Tenerife que con la entrada de Shermadini y el acierto exterior de Gielo enjugó la desventaja para dejar a los insulares por delante al final del primer cuarto (22-23).

Ponsarnau dio entrada a Colom y el conjunto «taronja» volvió a elevar sus prestaciones. El base andorrano, algo gris en sus últimas comparecencias, se mostró atinado en el tiro para volver a situar a los suyos en franquicia (31-28). El Tenerife no desfalleció sustentado principalmente por su pareja Huertas-Shermadini para volver a igualar el duelo mediado el segundo cuarto (40-40). El juego interior de los valencianos emergió en el tramo final de la primera mitad con un Dubljevic que estiró su gran momento y con un escudero de lujo como Labeyrie que marcaron la primera ventaja considerable (47-40). El cuadro de Vidorreta con cinco puntos seguidos de Salin rescató a los canarios para dejar al descanso todo por decidir (47-45).

Otra exhibición coral

El Valencia Basket salió con el cuchillo entre los dientes en la segunda parte. El juego interior de los «taronja» con Dubljevic y Labeyrie se hicieron gigantes en la zona para hacerse dueños del rebote ofensivo. A este buen trabajo en las capturas se le unió el acierto anotador colectivo con Dubljevic, Labeyrie, Loyd y Van Rossom que hicieron elevar los decibelios y la ventaja (67-55). La individualidad de los insulares con Dani Díez y sobre todo Huertas fue la única forma de mitigar la aplastante superioridad de los de Ponsarnau que afrontaron el último cuarto con una buena renta (75-65).

El Tenerife jugó el todo o nada en el cuarto período y con el incombustible Huertas, la permisividad arbitral hacia Shermadini y el inesperado Gielo lograron un parcial de 5-14 que estrecharon el cerco (82-79). Con el cansancio como amenaza, el Valencia Basket encontró en la figura de Abalde la vía de encontrar puntos. El gallego asumió sin complejos la responsabilidad en los valencianos para dejar la Copa más cerca y despedir el año a lo grande.