El Valencia Basket retornó a la amarga cara de la derrota tras perder en una pista que seguirá siendo maldita. Los «taronja» miraron a los ojos durante tres cuartos a un CSKA que confirmó que es un auténtico rodillo con jugadores como Voigtmann, Hackett o James, un dolor de cabeza constante. Un rival que, con más o menos brillantez, impone un ritmo muy difícil de aguantar. Las bajas penalizaron a los de Ponsarnau, que se quedaron sin energía en los últimos minutos y que sobrevivieron en un buen partido de los bases y del trabajo en los rebotes, en los que se ganó la partida a los rusos, equipo con más capturas de la competición. Se echó en falta la aportación de jugadores como San Emeterio o Marinkovic.

El encuentro comenzó de poder a poder con un Valencia Basket que salió dispuesto a estar bien en defensa y cuidar el aspecto reboteador. De nuevo con un trabajo y con la dirección dividida entre Van Rossom y Vives, el cuadro de Ponsarnau aguantó bien el potencial del CSKA con un buen equilibrio entre el juego interior y el exterior para estar metido en el choque (15-15). El goteo anotador de Voigtmann y Mike James primó ante las rotaciones que realizó Ponsarnau para llegar al final del primer cuarto con ventaja para los moscovitas (20-17).

El partido siguió con mucho ritmo en el segundo capítulo del mismo. Colom, con dos triples, trató de reivindicarse de su irregular momento, aunque el CSKA con mucho talento en sus filas, respondió cada acción de los «taronja» para mantener una mínima renta en el marcador (33-32). El encuentro se encaminó al descanso con la igualdad por bandera. Mike James trató de ahondar en la defensa de los valencianos aprovechando su velocidad para sacar faltas y acudir al tiro libre, aunque el Valencia Basket con tesón y fe en su juego se mantuvo en pie para igualar el cuarto y llegar al descanso con opciones (42-39).

A remolque de los rusos

El cuadro de Ponsarnau siguió exhibiendo solidez en el inicio de la segunda mitad, aunque se topó con un CSKA que apretó algo más al acelerador con una anotación más regular en la que sólo Van Rossom encontraba la manera hacer daño a los rusos (49-47). Esta individualidad perjudicó a los «taronja» que en un momento se vieron con la máxima desventaja en todo el duelo (58-49). Un triple de Doornekamp y la aparición de Ndour bajo aros reabrió de nuevo las esperanzas a la conclusión del tercer cuarto (60-56).

Un demoledor parcial de 11-2 para los rusos marcó un antes y un después en el partido. Como una auténtica máquina sin piedad se mostró el equipo de Itoudis que tras un triple de Sant-Roos obligó a Ponsarnau a pedir un tiempo muerto a la desesperada para tratar de reencontrar a los suyos (71-58). Con un dominio pleno de los moscovitas un triple de Vives abrió la esperanza para los valencianos con pocos minutos por delante (75-69). Dos lanzamientos desde el 6,75 de Hackett cortaron de cuajo cualquier oportunidad de asaltar Moscú. Fin a la racha aunque con la cabeza alta.