El Valencia no acusa ningún problema de preparación física, pero sí tiene un once titular que está al límite físicamente. El exigente enero con siete oficiales, una prórroga y tres competiciones en juego, unido a la plaga de lesiones, la falta de confianza en algunos jugadores como Correia o Mangala y la apuesta fuerte de Albert Celades por alinear a más titulares de los previstos en la Copa del Rey ha provocado que muchos de los jugadores importantes del equipo lleguen con sobrecarga de minutos a las puertas de la eliminatoria de octavos de final de la Champions. La única lectura 'positiva', por decir algo, de la eliminación en Los Cármenes a manos del Granada es que el equipo tendrá una semana limpia para recargar pilas antes de disputar el partido de ida contra la Atalanta del 19 de febrero en San Siro. Lo necesitan y más teniendo en cuenta que una de las virtudes del equipo de Gian Piero Gasperini es su fortaleza física. A falta de semifinales de Copa, bienvenido sea este descanso. Hacía más falta que nunca.

La preocupación es interna. El propio Celades ha reconocido públicamente que hay jugadores titulares que «están jugando muchos minutos, más de los que quizá nos gustaría». Los partidos contra la Cultural Leonesa, con prórroga y césped blando incluido, el Celta y el Granada se le han hecho demasiado largos al Valencia. El equipo está pesado y necesita recuperar la chispa y la frescura de la mayoría de sus titulares. Pocos, por no decir casi ninguno, está al 100% físicamente. Dani Parejo, Francis Coquelin, Carlos Soler, Ferran Torres o Daniel Wass han llegado a febrero con mucha carga de minutos en sus piernas. A eso hay que unir las molestias físicas que acompañan a Rodrigo Moreno, José Luis Gayà y Kevin Gameiro. El primero no estaba preparado para aguantar noventa minutos y los dos últimos ni siquiera viajaron a Granada. Todos están con los niveles de gasolina bajos. Solo Gabriel Paulista y Maxi Gómez parecen resistir del once tipo.

Celades vio el pasado fin de semana tan justo al equipo físicamente que se vio obligado a alinear de inicio a Alessandro Florenzi con solo dos entrenamientos a su espaldas. «Venía en forma y entendimos que la situación era idónea por dónde veníamos en la Copa, queríamos esa frescura y por eso iniciamos de esa manera», explicó. El físico del equipo está condicionando las alineaciones y los cambios. En Granada por ejemplo, el técnico sentó a Ferran Torres en el minuto 68 para darle un respiro después de 17 de 19 titularidades consecutivas. En una situación parecida se encuentra Carlos Soler con 14 partidos de inicio seguidos desde que salió de la lesión contra el Betis.

Tampoco pudo mantener a Rodrigo en el campo los noventa minutos. El hispano-brasileño pagó el esfuerzo de forzar contra el Barcelona, fue suplente contra el Celta y no estaba preparado para jugar los noventa minutos. Por eso tuvo que ser sustituido en el 87' por Florenzi en un cambio que no se entendió por lo apretado del resultado. Tampoco quiso dar entrada a Geoffrey Kondogbia porque intentaba dosificar al centroafricano para la batalla que se librará el sábado en Getafe y para la que Coquelin está sancionado con cinco amarillas.