Ni rastro del Valencia Basket que ganó el jueves al FC Barcelona. Los de Ponsarnau se vieron superados desde el primer minuto por el Real Madrid, sin acierto en el tiro e impotentes para frenar a Campazzo y superar a Tavares. El 91-68 final aún pudo ser peor, por lo que toca pasar página, olvidar esta semifinal, coger fuerzas y pensar en la Euroliga, con la próxima visita del Maccabi a La Fonteta.

Tal y como pasó en el partido de cuartos de final ante el Barcelona, el Valencia Basket empezó la semifinal contra el Real Madrid encajando un duro parcial inicial de 9-0, con muchos fallos en el tiro y sin capacidad de defender a un inspirado Campazo.

Los primeros puntos taronja no llegaron hasta los 4:16 de partido y fueron dese la línea de tiros libres, con tres tiros que anotó Doornekamp. La sangría se frenaba y una nueva canasta del canadiense y otra de Marinkovic daban un parcial de 0-7 a los taronja que les metía de lleno en el partido.

Pero el Madrid seguía insistiendo en su plan y destrozó el aro taronja una y otra vez desde la línea de 6-75 con Randolph, Causeur y Campazzo, que dejaron la ventaja madridista en siete puntos al final de los primeros diez minutos (18-11).

A los de Ponsarnau les costaba anotar, pero los problemas se agravaron en el segundo cuarto,con una superioridad aplastante del Real Madrid en el rebote, tanto defensivo como ofensivo. Solo los malos porcentajes de acierto de los blancos en los triples permitieron al Valencia Basket mantener algo de esperanza al llegar al descanso, a pesar de los 14 puntos de desventaja (34-20).

Los taronja no encontraban acierto en sus exteriores a pesar del esfuerzo de Vives por jugar tocado y ayudar a Colom. Solo Marinkovic logró ayudar con dos puntos en 20 minutos. Unos sufrían para frenar a Campazzo y los interiores para superar la muralla infranqueable de Tavares.

El Valencia Basket solo había anotado un triple de diez intentos en la primera parte y sabía que cualquier opción de remontada pasaba por mejorar en este aspecto. Pero a pesar de la mejora tras el descanso con cuatro puntos de Ndour seguidos, cuando llegaron los triples cayeron también del lado madridista, con Randolph y Campazzo respondiendo al acierto exterior de Vives, Sastre y Colom.

Tavares seguía siendo el dueño de la zona (9 rebotes y 3 tapones en 24 minutos) y la desventaja taronja se hacía cada vez más grande (67-44 al final del tercer cuarto). El partido estaba roto, la remontada era ya ciencia ficción y las caras de los de Ponsarnau reflejaban el sufrimiento en un partido en el que nunca estuvieron metidos.

El Madrid bajaba su intensidad defensiva cuando ya no la necesitaba, pero ni aún así los taronja lograban reducir las diferencias. Deck y los triples de Carroll y Thompkins ponían la puntilla a un Valencia Basket que dejó de creer desde el segundo cuarto. La desventaja taronja llegaba los 30 puntos a mitad del último cuarto (78-48). Ponsarnau prefería no arriesgar con un Van Rossom que fue inscrito a última hora por las molestias de Vives. El partido estaba perdido y solo había que esperar a que acabara la pesadilla de la forma menos dolorosa posible, sin lesiones y dando la cara hasta el final.

Doornekamp, Abalde y Labeyrie maquillaron algo el resultado en el último cuarto (91-68), en un partido para olvidar que supuso el adiós del Valencia Basket después de sorprender al Barcelona con un gran partido en cuartos de final. Ahora toca pasar página y pensar solo en el gran objetivo del año, entrar en el Top 8 de la Euroliga.