Partido tan importante como extraño es el que le aguarda al Valencia Basket esta noche frente al Olimpia Milán en La Fonteta. Lo que podía ser un factor diferencial con el empuje y el apoyo de la grada en un duelo directo por estar entre los ocho primeros de la clasificación pasa a ser un choque con tintes de neutralidad y que equilibra las fuerzas. Tras dos días convulsos y con información diversificada en varios frentes, Jaume Ponsarnau ha tratado de aislar a sus jugadores de todo aquello que no tuviera que ver con el partido en sí, sabedor de que estas circunstancias pueden perjudicar en el devenir del encuentro.

No hay que obviar que la cita frente a los de Messina llega enmarcada tras la derrota sufrida en Lyon el pasado martes y que ha trastocado y comprimido la tabla para los «taronja» tras ceder la octava plaza y estar ahora mismo empatado con otros cinco equipos -Fenerbahce, Zalgiris, Khimki y Olympiacos- a doce triunfos, sin obviar que el rival de hoy esta justo por detrás con una victoria menos. El preparador catalán remarcó que a estas alturas ya no hay tiempo para las lamentaciones. «El equipo tiene espíritu y compromiso, son dos virtudes que hacen que haya dolido un partido como el del Villeurbanne. Una de las cosas buenas es que no tienes tiempo para lamentarte, lo tienes que invertir en reconstruirte y mejorar las cosas», afirmó.

Precisamente la apretura del calendario ha sido la tónica para los valencianos en estos últimos días. Tras jugar el pasado viernes frente al Fenerbahce, el plantel de Ponsarnau no ha tenido dos días seguidos de descanso con lo que llega a este duelo capital con mucho ritmo de partidos pero no tanto de entrenamientos y sobre todo con el deseo de reencontrarse con un triunfo en Europa tras haber sufrido tres derrotas seguidas. Uno de los retos pasa por recuperar la solidez en La Fonteta ya que en este escenario que hoy estará desierto en las gradas se han escapado los últimos tres compromisos jugados ante el Barcelona, Maccabi y Fenerbahce.

Van Rossom, a punto

El apartado físico vuelve estar muy presente y tiene el nombre propio de Van Rossom. El concurso del base belga se antoja clave en la dirección del equipo ya que con Colom y Vives, recién salido de una lesión, el bloque se ha resentido y ha sufrido mucho en los últimos choques. La inclusión del jugador de Gante implica que haya que hacer un descarte técnico al contar con trece jugadores disponibles. En Lyon, el elegido fue el propio Van Rossom, aunque para este noche todo apunta a que Motum será el sacrificado debido a su escasa incidencia en la rotación del equipo.

El Milán afronta el duelo inmerso en una dinámica muy mala ya que ha caído en ocho de los últimos nueve partidos. Ettore Messina se ha traído hasta València a sus quince jugadores aunque Christian Burns será baja segura por lesión. Sergio Rodríguez se espera que participe pese a tener unas molestias en la pierna izquierda y Tarczewski es duda tras lesionarse en el tobillo el pasado martes frente al Real Madrid. Roll, Micov y Scola son los jugadores más en forma de los italianos.