La antorcha olímpica ya está camino de la capital nipona, pero a estas alturas se desconoce el plan B que puedan tener los organizadores de Tokio 2020 en caso de que la pandemia de coronavirus trastoque todo lo previsto sobre su celebración. Como cada 4 años, Grecia fue escenario este jueves de la ceremonia para el encendido de la antorcha olímpicas, que llegará la próxima semana a Japón para inicial el recorrido final, antes de que los juegos comiencen este 24 de julio.

Pero hoy en día se desconoce si la antorcha llegará a encender el pebetero de Tokio, si lo hará meses o años después o si, definitivamente, Tokio perderá la oportunidad de ofrecer unos juegos para los que viene preparándose desde hace años.

Y es que desde que el fantasma del nuevo coronavirus surgió en China, la atención en Japón se dirigió a los Juegos Olímpicos, pero una y otra vez sus organizadores han insistido en que no hay cambio de planes, aunque cada día surgen más voces que lo ponen en duda.

El último ha sido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien en unas declaraciones a los periodistas sugirió este jueves la posibilidad de aplazarlos un año para evitar el riesgo de que se lleguen a celebrar las pruebas olímpicas «con los estadios vacíos». Pero al igual que ha ocurrido en otras ocasiones, tanto las autoridades niponas como los organizadores olímpicos han salido al paso insistiendo en que no hay cambio de planes, que se siguen con las preparaciones y que la fecha de inicio se mantiene.

«Ni el Comité Olímpico Internacional (COI) ni el Comité Organizador (de Tokio 2020) han considerado ningún aplazamiento o cancelación de los Juegos», afirmó hoy la ministra nipona para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, Seiko Hashimoto.

También dijo lo mismo el presidente del COI, Thomas Bach, en declaraciones a los periodistas en Grecia con motivo de la ceremonia del encendido de la llama olímpica. «Estamos absolutamente en línea con nuestros anfitriones japoneses en nuestro compromiso de ofrecer unos Juegos Olímpicos seguros en julio de este año», afirmó Bach. Aun así, hay poca luz sobre qué opciones tienen los organizadores si la pandemia sigue generando restricciones en los desplazamientos en casi todo el mundo, infectando a más países y más gente y dejando un reguero de muertos que ha costado la vida de más de 4.600 personas.

No ha sido sólo Trump el que ha sugerido el aplazamiento de un año como alternativa. El integrante de la junta ejecutiva del Comité Organizador de Tokio 2020, Haruyuki Takahashi, dijo que lo «más realista» sería aplazar las pruebas olímpicas uno o dos años, en lugar de cancelarlas. «Hay más posibilidades en verano dentro de dos años porque hay un espacio entre otros eventos deportivos internacionales», dijo. «Si vamos a posponer los JJOO, tenemos que prepararnos desde ya (...). El tiempo se está agotando», agregó.

Ya a finales de febrero pasado, el decano de entre los directivos integrantes del COI, el canadiense Dick Pound, señaló que si la pandemia de coronavirus llega a ser peligrosa para los JJOO los organizadores optarían por cancelarlos, en lugar de aplazarlos.

Todas y cada una de estas posturas han servido para que los máximos responsables desmintieran machaconamente cualquier intención de cambiar el calendario, pero no se han dado a conocer las alternativas que puedan existir, y tampoco cuándo podrá tenerse certeza de qué va a pasar finalmente. Fue precisamente Pound quien aventuró que, de cualquier forma, no se tendrá una idea clara sobre qué ocurrirá finalmente hasta finales de mayo.

Aunque no existe total certeza de que, para entonces, se conozca la evolución de la pandemia, que expertos japoneses creen que puede prolongarse durante meses. El mismo Bach mantiene la incógnita.